jueves, 22 de diciembre de 2011

Rogado.

La espina clavada en el alma vuela lejos,
el alivio iluminó el alma.

Pese a que los imposibles, los muros, impedimentos, crezcan por segundos,
en pos de esa espera que -no sé si haré-,
a que el tiempo y las aguas bajo el puente, se aquieten,
al menos, llevo certezas firmes.

Las historias contadas,
quizás muchas ensoñadas,
no de mentiras oscuras, negras, falsas,
sí mucha imaginación.

Otras son las sensaciones de quedar apartada una vez más,
en un lugar lejano,
distante -instante de ti,
encerrada, amarrada de boca y manos,
sin poder actuar, saltar, correr, abrazar.....te
pero ésa es harina de otro costal.

Gracias por azuzar la voluntad de actuar,
ir en la senda donde el corazón late con convicción y el alma queda despejada.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Claridad de olvido.

¿Serán las agüitas sanadoras?
¿el yoga quizás?
¿el poder sobre las ideas navegando en la conciencia?
piquetes dolorosos en el alma,
intensiones por actuar,
la claridad absoluta del no.

La claridad de no,
lo que se quería se aleja años luz de lo concreto,
claridad por lo que no se debe,
que ya no se quiere,
dudas sobre los sentimientos,
¿alguna vez se quiso?
¿todo fue cabeza más que corazón?

Confusiones por lo sentido,
dolor a por ellos,
aunque parezcan tan solo obsesiones,
y también mucho de ego herido,
también algo de ilusiones, mariposas, sentimientos, sueños,
cuando lo  pienso duelen, duelen como antes, como siempre que se pensaba en él.
Certeza de sentimientos,
sensaciones con nombre, cara, aroma, deseos,
y ahora el fin.

Recostada en el suelo, mirando el techo, la claridad llega iluminada,
certezas,
certezas a por todo aquello que no alcanzaré,
no desperdiciar energía, ánimos,
no más dolor, ni tristezas, menos maltratos.
Certeza de la elección correcta,
satisfacción a por ella,
por haberla encontrado,
¿las agüitas milagrosas, el yoga?
¿todos?

Afiatense en mi conciencia,
en el alma,
la memoria,
no olvidar la sensación de claridad,
el descubrimiento a por lo que no será.

Duele, duele mucho menos.
Cada vez menos, hasta olvidar, hasta dejar atrás, hasta que ya no exista.
Sin tristeza por los aromas conocidos, las palabras, momentos.
Claridad de olvido.

lunes, 12 de diciembre de 2011

En el mundo de las mujeres.

Si fuera azotada como varias veces al día suelo serlo, podría decir que una maldición poderosa se cierne sobre mi existencia. Si lo pienso sensata, metódica, contemplativa y racionalmente, confirmo que efectivamente no sé en qué porcentaje, actualmente en el mundo habemos más mujeres que hombres. La frase primera,  le vendría como una cachetada en frío a las mujeres que me leen (si es que hay vida en esa dimensión), ya que puedo sonar un poco despectiva.
Pero disto años luz de tal intención, simplemente ocurre que soy una mujer más de aquellas miles que poblamos la tierra, que tanto en lo particular como en masa, desearía con todo su corazón encontrar a su principe azul. Al chico, joven, madurito con quien compartir los abriles, otoños, alegrías, tristezas, caminar de la mano bajo la lluvia, bajo el sol incesante.... Y ocurre -para mi padecer-, que esa ensoñación es cada vez más clara de que es algo no tendré, no alcanzaré alcanzar con facilidad, menos prontitud.

No porque mi espiritu azotado, considere que soy presa de un conjuro despiadado, que alguna bruja condenada, deposito sobre mi por algún perote cometido. Sino más bien porque la competencia no sólo es desleal si no que hay mujeres para dar y agarrar y repartir, en donde más que Perritus Pulgosis, pues es altamente dificil, por no decir improbable que encuentre al amor de mi vida.
Si a eso le sumamos que la suerte en amores, no ha estado precisamente de mi lado, entonces pues ya debería estar sacando el violín, quizás la cuchilla bien afilada o al menos, la soga con la cual poner fin a este calvario de una vida vivida sin el chico de mis días que me ame.

Porque no pido simplemente la compañía para no estar sola. Ya que sola he estado siempre, así nací, he crecido con la capacidad forjada y saboreada a la soledad, al silencio, la lectura, ir al cine en compañía de mi misma, conversar conmigo, escuchar musica y caminar por las calles de la ciudad en compañía de mis amigos eternos y entrañables, pero imaginarios y yo. No busco llenar ese espacio de soledad, que más bien adoro, sino que compartirlo. Abrir el mundo interior, personal, mío solamente, que nadie absolutamente conoce (sólo tu Perritus Pulgosi pero nosotros somos de otra dimensión), compartirlo y esperar que él haga lo mismo con el suyo para mí. Caminar por las calles de la ciudad en su compañía, compartir la música, conversar, pelearnos, gritarnos y después ser los más amantes del mundo. Un compañero, un amigo, un amante, un novio, un apoyo, un hombro, alguien con quien reírse de las tonteras miles de la vida, alguien a quien apretarle la mano en los momentos en que el alma se aprieta, con la pena en la comisura de los ojos, abrazarlo cuando se siente soledad a raudales, amarlo simplemente porque está, porque existe, porque es.

Suena tan profundamente hermoso como irreal, casi más que mis amiguitos imaginarios, que en vez tienen forma, cuerpo, rostros, voces y que han estado siempre ahi, pero cuando quiero tocarlos, abrazarlos, apretarles la mano, quizás hasta besarlos........... no están.
No sé que va a ser de mi vida, ahora que constato esta situación. Tanto esfuerzo por volver a ser la más hermosa de las modestas, luchar día a día por ser realmente la más bella y que aquel chico, joven, maduro correcto, de pronto me descubra caminando por la vereda, tomando la micro, entrando a la sala del cine y sepa que soy yo, yo la suya, él el mío.

Y vuelvo entonces a la realidad, coloco los pies en el suelo, presionandolo y así mismo las ideas se aclaran así como también las caídas de veintes, un poquito de pena, tristeza recorre mi mente y trata de alojarse en mis ojos para hacer caer un par de chorrocientas lágrimas, que la nariz se torne rojiza y aquel agudo pero quedo llanto emerja.
Pero algo más poderoso que yo, quiero creer que el optimismo o la negativa a simplemente hundirse en la pena sin luchar, impide abrirme al dolor, a las lágrimas, a la lastima de esta pobre mujer que todavía no conoce el amor y a este paso ya  no tiene para cuando.

Porque perfectamente podría detener de golpe todo, los sueños, las esperanzas, lo construido, logrado, alcanzado y simplemente entregarme a la destrucción. Dejar todas aquellas cosas que en su efímera circunstancia, provocan tanta alegría en mi vida (quizás precisamente porque son instantáneas) y ahogarme en el dolor, el hoyo negro que se abre invitandome a saltar y caer, caer, caer sin regreso.
Pero supongo que eso no pasa porque no está en mi naturaleza. A veces siento que la esencia de mi ser es el de una cabezota de tamaño importante. Quizás sería bueno volver a esos tiempos infantiles en los cuales sacaba provecho de la pena de otros. Hasta que apareció Ariel (mi amigo judio) y me hizo ver lo feo de esa actitud.... y fue tanta la vergüenza a por ello que jamás de los nuncas volví por esa senda. De hecho actualmente desprecio a todos los que la practican.

Pero entonces volvemos a la constatación del mundo poblado por mujeres.
Aquellas mujeres, muchas de las cuales son mis amigas, buenas amigas, hermanas, sobrinas, primas, de la tercera edad que rondan, que han estado siempre ahí, siempre cerca. Y finalmente el asunto está en que mientras las hormonas revolotean en mi interior ya no en un simple vaivén sino más bien en una juguera tipo huracán, regreso al punto de partida, en donde comparto el mundo con las mujeres, las otras como yo y si bien a veces muchas quisiera por todo lo antes dicho, estar más bien rodeada de masculinos, tendremos, tendré que aprender a vivir con ellas y aprender sobre todo a vivir sin ellos y sin echarles en falta de forma asfixiante.

Sin dejar de lado todos los grandes logros sumados este 2011, las energías, motivaciones, ganas de ser más y mejor. La vitalidad para saltar, correr, caminar de aquí hasta el fin del mundo. La energía para alcanzar todas aquellas metas internas del body, contemplar y gozar de los logros alcanzados.
Y en el camino además encontrar la dósis perfecta para equilibrar las  ganas locas de ser amada y un día cualquiera toparme de frente con el amor de mi vidas y las improbabilidades de que eso ocurra. Quizás atinar y cruzar el charco, la cordillera, el mar, las nubes, las estrellas si es preciso.
Pero por sobre todas las cosas del mundo, aprender que por más que una quiera encontrar el love, love, ensoñado, nada menos apropiado que inculcar ideas preconcebidas y estructuradas que lo más probable es que nos lleven por los malos caminos de la vida, aquellos a los que tan fácil suelo caer. Un poquito de por favor y anda al oculista para mejorar ese mal de ojo o ese ojo tuerto que te gastas.
otro y yo lesbiana sí que tendría campo de elección.

martes, 6 de diciembre de 2011

Fuerza interior.

El asombro a por la fuerza interior aterra,
la ausencia de lágrimas,
incapacidad a esparcir el dolor por todas partes,
a gritos, a estrellones, golpes, descontrol.

El optimismo floreciente,
necesidad de cantar, mirar al cielo con sus nubes azules, quizás estrellas,
el cielo tornándose a la oscuridad,
la copa de los árboles y negarse a que la tristeza la apañe,
¿escapismo?
¿fuerza interior?
¿negativa absoluta al dolor?

Días en los que se estrujaba la pena y las lágrimas,
pero éstas no afloraron,
latiendo desde el delineado ocular,
el pecho apretado,
la garganta sin sonido,
estómago apretado,
síntomas apropiados sin reacción.

¿Frialdad?
Pero las palabras llegan a lo más hondo,
significados, aromas, sensaciones, vibrando en el alma, subiendo al corazón, lanzándose por la boca,
árboles que erizan la piel, colores, olores, presencias estremeciéndola.

¿Lágrimas mal lloradas?
¿Derrochadas en historias de amor fantasiosas?,
otras reales y hermosas,
las más de novela inglesa, rusa,
sensibilidad absoluta,
y no por los hechos concretos.

Cuando los canales al idilio se cierran,
ni por perritus pulgosi puedo ansiar, añorar, atraer, amar, plantonizar,
realidad, concreción, realidad, concreción...
más fuerte que la voluntad, por tantos años alimentada,
por los idilios perfectamente estructurados, armados, ensoñados, vividos, disfrutados, amados, ensoñados,
amigos, amantes, historias hermosas, momentos espectaculares, nosotros, los nosotros, los de CA, CRA para siempre, perritus pulgosi, Principe Andrei Bolkovsky.

Ensoñación.
¿Hacia donde ir?
Idilio - Mundos paralelos.
¿La ruta correcta?

sábado, 26 de noviembre de 2011

De aquellas certezas.

Pienso y pienso en lo mismo mil veces, está en mi esencia lo pegada u obsesiva a saber,
lo curioso resulta ahora,
a punto de finalizar,
donde descubro con la esperanza plena de que al alejarnos para siempre,
lo bueno vendrá.

Tanto sufrir por el alejamiento que ya dolía intensamente,
y ahora en este elixir de sinsabores,
lo que más quiero es dar vuelta la página, almacenarte en el más absoluto OLVIDO.
La culpa por haberme propuesto lo absurdo y obtuso
a sabiendas de todas las historias enteradas,
obtusa de mí que cayó rendida,
aunque todavía no logro decifrar si fue por el poder de la soledad o realmente el enamoramiento a por tí.
Dudas constantes a por mis sentimientos, quizás porque no terminan compartiendose con nadie.

Malas desiciones, de exceso de necesidad.
Pero no todo fue tan malo,
lástima (comentario de una jalisco nunca pierde) que no pudieran ser FENOMENALES.
¿Alguna vez podré volver a verte sintiendo distinto?
sin este dolor, pesar, rabia, enamoramiento en desvanecimiento, tristeza, pesar del alma y el corazón.
Inseguridades varias al no saber si soy yo o eras tú.
Si encontraré alguien a quien le guste yo sólo yo.
Que me quiera sólo a mí.
Que desee pasar la vida, el tiempo, los instantes-distantes, sólo junto a mí.

domingo, 13 de noviembre de 2011

LA CASA AZUL.

Dijeron que la edad no tenía importancia, que daba lo mismo si eras o no mayor que yo. Que no había indicios del sitio donde nos enviarían, pero sí que lo haríamos juntos. Pese a todo, fuiste el primero en partir.


Los recuerdos tienen la suavidad de aquel blanco cubriendo el talón de nuestros pies o de nuestras posaderas al sentarnos, el azul que nos abrazaba y el amarillo anaranjado que nos protegía del frío. El canto de los colibríes, de los gorriones cada mañana, de aquel pájaro de pico alargado negro oscuro, los ojitos abiertos muy abiertos y el plumaje azul fluorescente de su cuerpo, el que nos advirtió que llegado el momento nos marcharíamos pero juntos.


El verde de las hojas de los árboles, aquellos especimenes de tronco ancho, que ni aunándonos con los demás niños podíamos abrazar. Las cortezas rugosas color café a veces claro. Agarrados al tronco mirando hacia lo alto, donde la vista se pierde sin divisar su copa. Trepar, frotando piernas y estómago por su piel, cubrirnos del olor a eucaliptos, aromos o el del peculiar ailanto.


Casas de tamaños reducidos, chimeneas en los techos de tejas, murallas azules, dos ventanas y entre medio la puerta, tan parecidas a los que dibujábamos. Con el pasto verde pegado al muro, algunos tréboles morados o rojizos de cuatro hojas. Al interior, camitas, velador por medio y mirando desde la cabecera a la ventana. Aquellas mujeres de cabellos rojizos, largos y encrespados, cubriéndoles hombros y parte del pecho, de pieles blancas marmoladas, de grandes ojos oscuros, encargadas de nuestras comidas, jugar con nosotros, acompañarnos a la casa y darnos el beso de las buenas noches.


Senderos de piedritas multicolores. Por el costado izquierdo, casitas iguales a la nuestra, por donde cada mañana salían otros como nosotros a pasear o jugar por los alrededores. Más allá las colinas verdes de árboles, las coloridas por las flores y el cerro amarillo de los girasoles, aquellos más altos que uno, que cada día a las seis de la tarde, colocados debajo de ellos, podías admirar el aparecer y desaparecer del sol y la sombra.


Nuestros cuerpos desnudos, de deslumbrante blancura, rollizos de brazos y piernas, dedos redondos, pies pequeños, yemas y talones tornasolados en rosa. Brazos aún cortos, así como las manos, hoyuelos en el comienzo de los dedos, piel tersa. Vientre abultado, obligo saliente. Codos y rodillas rugosas. Y en la zona de los omoplatos incipientes montículos en forma triangular, por surgir. Movernos con soltura junto a los otros infantes, deambulando por las laderas o colinas, subir a los árboles, de noche en casa a comer y descansar. Paseos al estrato nebuloso, corriendo de una a la otra, saltando sobre ellas o sentarse y contemplar a los que están por partir.


Cada que eso ocurría, los cúmulos airosos tornaban a diluirse, mojando nuestras cabezas o el piso, a veces también golpeándonos con sus formas duras y transparentes. El suelo de tierra o pasto desplazándose de un lado al otro, algunas plantas no resistían el vaivén y morían, los árboles de raíces profundas soportaban el remesón pese a la perdida de hojas o frutos. Los pajaritos anidados sobre ellos partían despavoridos. Nosotros asidos a las piernas de las mujeres o de algún árbol a penas nos sosteníamos. A lo lejos el sonido de trompetas rugiendo acordes suaves y en aumento. De pronto la calma, cada quien a sus quehaceres, hasta constatar que alguno de nosotros se había marchado.




La madrugada del 24 de noviembre de 1958 te marchaste para nacer y ser criado por tus padres. Once años después sería mi turno, en el mismo continente pero desde el extremo sur. Fue en la casa de calle Bruselas número 150 que nos reencontramos. Habían transcurrido a lo menos diez y siete años desde tu partida. Cuando cruzaste el umbral de la puerta, el sol hacía las veces de aureola, encegueciendo la vista, sin embargo distinguí que no estabas desnudo, pero mantenías algunos rasgos en el rostro, el cabello negro y tieso y la piel tostada. Llevabas por nombre Antonio, universitario, estabas en mi casa porque eras amigo de tu profesor, mi padre. Sin dejar de mirarnos, caminaste hasta mí, ahora Eloisa, once años, cursando el quinto año de primaria. Nos abrazamos.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Pérdidas.

Ayer mientras comenzaba a escribir un cuento, no cualquiera sino uno muy especial, constante la sensación latente de una pérdida que viene en camino.
Perder siempre deja un desagradable sabor, tanto en el alma, qué decir en el corazón. Mientras comenzaba a escribir pensaba en ti mi querido sisterno, en los añales que llevamos conociéndonos, en lo que nos ha costado construir lo que tenemos, la amistad sincera, transparente, incondicional (por mi parte), el amor intenso y profundo que profeso a por tu persona desde aquél día en Bruselas 150, aquella mañana para mí (a saber si lo era) en que bajo una aureola de luz apareciste en nuestra casa, en nuestras vidas, en mi vida.

Justificar el por qué de esa sensación de ser el hermano más querido, "el hermano" con el que se comparte la vida, las pequeñeses, grandeces, el amor profundo, los días de cine, de helados, la complicidad de tomar coca cola pese a lo que "Papá Ogro" dijera. El verdadero hermano, con el que sin hablar se entiende todo, el cómplice, con el que se puede tener las discusiones más acaloradas, decirse los insultos más pesados, lanzarse uno que otro plato, desaparecer por horas, hasta semanas y saber que cuando nos reencontremos, las "yayas" habrán sanado, el amor resurgido y continuaremos siendo los más sisternos del planeta, queriéndonos tanto o más que antes.

El ejemplo a seguir después de mi papá, tu admiración a por él, el cariño a por mi  mamá, el descubrimiento al brócoli, una vida maravillosa de años compartidos a tu lado. Y ahora por pendejadas o quizás no tanto, siento que comienzo a perderte, que pese a tenerte tan cerca, cruzando la cordillera, te perderé. La sensación es tan fuerte, tan honda, que gatilló escribir este cuento donde finalmente abro, muestro, descubro el secreto, el verdadero secreto de por qué tu y yo sí somos "los más" hermanos, entre los sisternos.

Es como una despedida. A saber cuantos años tendrán que sumarse hasta que volvamos a coincidir, encontrarnos y querernos, aceptarnos, transparentarnos como hasta hoy. Te quiero tanto mi sisterno del alma y sin embargo no puedo evitar palpar esta pérdida, que te aleja de nuestro lado, por más cercanos que estemos. Sentir que no serás el mismo, quizás porque no ocuparemos el mismo sitial que antes en tu corazón, en tu cabeza, en tu vida, en tu mente. Quizás son celos, quizás sean los años que pesan, donde uno cambia y/o piensa cosas diferentes y/o no está de acuerdo en todo. A lo mejor sería el momento para demostrar lo que realmente somos, derribar todos los obstáculos y simplemente continuar queriéndose toda la vida.

No lo sé, por ahora sólo siento fuertemente la sensación que te pierdo, que te vas, que ya no estás, que no somos los sisternos de hace un tiempo atrás. Los que nos quedamos fuera del entierro de mi papá, que volvimos a la tumba a rendirle un homenaje, compartiendo el dolor de la lejanía.
Pero no olvides nunca que por sobre todas las cosas del universo: TE QUIERO MUCHISISISISIMO!!

domingo, 6 de noviembre de 2011

Nosotros.

Fuiste a buscarme al taller de los lunes, el Bobe te habría dicho dónde encontrarme.
Yo estaba en la sala cuando apareciste, me llamaste por mi nombre......voltié atónita al sonar Colomba en una voz latidamente conocida. Estabas ahí parado en el umbral de la puerta.
Sentí esas intensidades no tan solo de sueños, sino de momentos mágicos inucitados, de cuando el mundo se detiene, el rededor desaparece y sólo existimos tú y yo.
Sonriendo volviste a llamarme:
- Colomba, necesito conversar contigo.
- ¿Conmigo? 
- Te invito a tomar algo y te cuento.

Pensaba para mis adentros "tomarnos algo" como si fuera lo más normal del mundo, como si nos encontráramos tantas otras veces en ninguna otra parte. Era tal la alegría que no pensé en nada, si quiera la posibilidad que fuera un sueño.
Partimos con rumbo a la calle.
Ninguno dijo nada y las miradas iban y volvían de tí para mí.

Subimos al jeep que tenías estacionado afuera.
En calidad de tú copilto, nos mirábamos de soslayo. Hasta que preguntaste:
- ¿A donde vamos?
- Tú sabrás.
- Quiero un lugar sin demasiada bulla, para poder conversar y donde también podamos comer y tomar  algo porque me muero de hambre.
- Somos dos y tengo el lugar indicado, dije.

Nos sentamos al fondo del lugar, donde la bulla no sonaba y éramos los únicos moradores a la redonda.
- Me separé
- ¿Qué?
- Después de la noche aquella que nos volvimos a encontrar y que tuve el desatino de llegar con mi ex, comprendí que mi vida tenía que cambiar. Confieso que ese día fui un cobarde de mierda, porque sabía que de llegar solo las señales serían evidentes.......... sólo puedo decirte que la pasé pésimo esa noche y comprendí perfectamente que te alejaras de mi.
- Si, esa noche fue realmente un suplicio, pensé varias veces en irme, toparme en el barullo de gente contigo era insoportable, sobre todo en un momento que intentaste acercarte con tu señora al lado. Me dije  ¿este tarado creerá que seremos todos amiguis? Te odié tanto esa noche.
- ¿Y después me olvidaste?
- ¿Tú qué crees?

De pronto acercaste tu mano a la mía, rosándola a penas, hasta tomarla. La piel se me enchinó trasportándome a aquella primera vez "tu piel rosando la mía, tu mirada fija en mis ojos, tu respiración sobre mi boca".
- ¿Y por qué me buscas recién ahora?
- Porque tenía que estar seguro de los pasos que estaba dando. No quería acercarme  hasta no tener algo que ofrecerte. Es que tienes que entender que somos dferentes, de mundos distintos, lo cual es precisamente lo que me fascina de ti.

Sin soltarnos de la mano dijimos a coro:
- !!Ahora podremos caminar juntos por la ciudad. Mojarnos con la lluvia, correr y pisar los charcos. Viajar a Buenos Aires, llevarte a mis lugares consetidos y yo a los míos !!!

lunes, 31 de octubre de 2011

Con el jesús en la boca.

Los motivos podrían ser infinitos,
si al menos pudiera nombrarte dos, quizás tres,
y con eso, calmar el alma, el espiritu eso que dicen "el jesús en la boca",
la sensación de falta de aire,
apretujamiento estomacal,
o simplemente un aire mal nacido que no sabe por donde salir.

Y las certezas,
sobre todo las intensiones tan perfectamente perfiladas,
pensadas, planeadas, encaminaronse al  barranco ni bien se atravesó tu imagen a mi vista.
Creo que lamentablemente para mi, te amo,
o al menos te quiero,
quizás sea la necesidad intensa de tenerte, quererte, amarte,
pero algo así padezco a por tu persona,
porque la pena suele embargarme seguido cuando pienso en ti,
porque estás lejos,
porque no existes en realidad,
eres más aire que mi amigo imaginario,
menos consistente, existente, palpable que mi ensoñado amigo imaginario.


Y esta sensación certera de no poder hacer nada para cambiar el curso de la vida,
ni pensar en acercarme a ti, llamarte, escribirte, porque de hecho debes respuesta a mi última epistola,
esa manía tuya a por los silencios, que distan del misterio, sino que más bien crispan la piel.
Pensar que anoche soñé contigo y tu resplandecimiento,
una historia tan absurda como hermosa, lejana como onirica
¿será malo trasportarte a los sueños?
en todo caso lo hago despierta y dormida,
tantas son las ganas, deseos, intensiones, ansiedades, que siento a por ti,
que despierta, dormida, alertagada, ensoñecida, estás siempre en mi pensamiento.


A veces pienso que será un alivio
o quizás un infierno, cuando no nos veamos más,
o no nos veamos en mucho tiempo, meses,
que el olvido, la desmemoria que nunca he padecido, aleje del pensamiento tu cara, sonrisa, cada una de las palabras que lanzaste, los momentos lindos que vivimos juntos ¿cómo olvidar si soy la más pegada del mundo?, pero algo habrá que hacer porque en esta existencia sin horizonte, no puedo continuar.
No tengo absolutamente nada de ti, más que millones de recuerdos, nostalgias, aromas, sensaciones.
Hoy quería escribir y quedé atorada en el primer escrito,
porque mientras lo sacaba pensaba en ti, en mi, en nosotros,
y los personajes cobraron vida y la falta de aire fue inmediata.
Extremosa, cargosa, intensa tenía que ser,
una distracción para borrarte de la memoria, del alma, sacarte del jesús en la boca, del corazón, de los sentimientos, no quererte, ni amarte, ni ser tu amiga, olvidarme que existes, que eres, que estás.

martes, 25 de octubre de 2011

Rompiendo el corazón.

Diversas formas hay para romper el corazón,
los que practican esta actividad como deporte, sabrán mejor cuán creativo puede llegar a ser alguien con tal de alcanzar sus cruentos objetivos.

Anoche no sólo me rompiste el corazón, sino que la paciencia, el aguante, las ganas,
algo en mi interior avisaba desde hacía rato, que las cosas no saldrían,
a saber los por qué,
sobre todo porque la última vez fue tan especial y agradable,
¿será que veo cosas que no son?
Al menos tengo una última vez para atesorar en el baúl de los recuerdos perdidos.

Lamento más que tú, seguramente,
que todo concluya así,
porque en verdad de las sinceridades yo quería intensamente TODO CONTIGO,
nunca te odiaré porque no está en mi naturaleza
y porque en realidad te quiero mucho, me simpatizas profundamente 
y todavía (espero que cada vez menos) me pasan cosas fuertes cada que te veo, que te huelo, que te tengo lejanamente cerca.

Así nomás la vida,
como cuando se mueren las personas queridas,
y uno se queda aquí, presa de tristeza, de vacio y sin saber que movimiento dar,
más bien deseando que la tierra se abra justo en el radio en el que estás
para caer en las profundidades del universo-inverso.


Volveré contenta y radiante a mi vida anterior,
sin amor, porque ya parece que es una constante,
no con ese amor que quería tener contigo,
sino que con los otros,
los paralelos que en su calidad se mantienen firmes y sinceros, además de tocantes, acariciables, amables, deseables.

Sólo le pido a la galaxia de estrellas fugaces, de lluvia de estrellas, de dósis perfectas,
te arranque prontamente de mi corazón, del alma y de todos los pensamientos habidos y por nacer.
Quiero la luminosidad de mi vida, de vuelta, ahora!!!

martes, 11 de octubre de 2011

En retirada.

Alguna vez dijiste algo que ya ni lo recuerdo.
Hace no mucho tiempo dijiste más cosas, todas las llevo en mi  memoria,
pese a los peros, a los miles de peros que se cruzan en nuestro camino,
en el que yo quería recorrer contigo,
miles de palabras, ideas, frases, momentos, continúan cruzándose.

Estaba segura que con las palabras firmes, unidas a las sensaciones de desilución, habías quedado apartado más allá del Jardín de los Cerezos, casi como un sueño, como un momento mágico vivido desde otra dimensión. Mi perrito pulgoso ayudaba a cerrar las heridas, a que no duelan tanto las muchas situaciones que dijiste, hiciste, miraste y me hicieron doler.
Más volver a saber de ti, justo hoy, hoy podría haber sido cualquier otro día, pero hoy, en mi amado, idolatrado, ansiado, cabalisticamente suertudo día martes. Y el revoloteo constante y sonante vuelve, vuelve, regresa.

Pero lo alejo voluntariamente,
o creo al menos hacerlo,
no sé si resultara, en el transcurso del día, quizás también por eso me adelanto rauda a escibir,
a vomitar todos los pensamientos, sensaciones, impulsos más fuertes que una,
los cuales quieren salir y hacer barbaridades,
olvidar, comenzar, iniciar.
Por suerte está la conciencia, la diferencia, aquello que finalmente y después de todo ha sido el derrotero en mi existencia, no parecerme y menos actuar de la misma manera que ellos, que sufrieron quizás innecesariamente por un amor loco, sufriente, tortuoso.
El perrito pulgoso me acompaña en las noches, meditando, analizando todos los puntos de vista, las ideas, las intensiones, los momentos. Y eso ayuda para que el alma fluya, no le quede ni un rastro de tristeza, de amargura en el interior y buscar nuevos horizontes. Ojala todos fueran con el perrito pulgoso, pero nos conocimos en dimensiones diferentes y no nos queda más que sobrevivir y disfrutar lo que tenemos, que es mucho, pero no todo como quisieramos.

El alivio comienza apoderarse del interior, ya no existen dolores de estómago, de garganta, de palabras que quisieran gritar, aullar, llorar por aquél cariño que no quiso ser, aquél amor que se negó a estar junto a mí. Lo bueno es que perrito pulgoso dice que tengo que juntar, reunir, aunar, todos los más maravillosos recuerdos vividos juntos, apartarlos de los malos, de los desagradables que ahora me tienen concientemente lejos de ti y mirarlos, acariciarlos y quererlos tanto como quise hacer contigo.
Finalmente creo que odiar tanto al humano abyecto, hace del generador de tan malos sentimientos, un abyecto más.

domingo, 9 de octubre de 2011

Décalogo -y algo más- de lo hacible y evitable en temas del CUCHARON.

En la inexperiencia a los conocimientos en el amor,
enamoramiento, platónicos, flashazos sexuales, amantorios,
amantes, ilusionales, concretables,
hay que tener algunos ítems:

1.- De encontrar un príncipe azul, grisáceo o azulado, en lo posible tratar de decifrar si el sentimiento que nos une, que quisieramos nos uniera, provenga del corazón, de los sentimientos, del alma, de los dolores de garganta y estómago y no así de la cabeza, de las ideas fijas, de lo que se quiere más planeado que sentido.
Sobre todo porque para las como yo, que primero lo planeamos como un posible "proyecto", después nos ocurre que como somos lo que hay, pasamos al  items intenso del enamoramiento y de ahí al sufrimiento sólo cruzar la calle.

2.- Encontrado el producto del amor, de la calentura, de la relación meramente sexual. Es muy importante luchar contra aquél fuego interno conocido como "intensidad", que nos llama a acelerar las horas del reloj, los tiempos biológicos, los hechos, las situaciones, los momentos. Digase en buen castellano, tragarse las ansías, masticarlas tantas veces como posible sea, para que se disfruten a placer los instantes-distantes, de cada encuentro, momento juntos. Y cuando ese momento maravilloso, imborrable, mágico, especial, único esté desarrollandose, no pensar en ¿cómo será el próximo que venga?

3.- Casi de ponerse en el principio de la lista. Haciendonos las interesantes. Entre más nos hagamos de rogar, entre más interesantes, lejanas, frías, distantes-eternidades, nos veamos, más preso de nuestra voluntad tendremos al bistec, al amor de la vida, al príncipe azul, grisáceo, azulado. Una mezcla justa y perfecta entre estar aquí pero no para ser tocada, alcanzada, al menos todavía.

4.- Enlazado con el anterior, No demostrar Interés del todo. Aunque pensemos que si no lo atrapamos se nos irá y comenzaremos a vestir santos. La experiencia nos dirá con el tiempo, que siempre será mejor vestir desde santos a muñecas, que quedarse con el primero que nos mire de reojo, frente o perfil. Hay que hacer una investigación exhaustiva de la presa, casi de convertirse en Sherlock Holmes, en mi caso Inspector Maigret, porque la sopa de cebolla me gusta más. Analizar, observar detenida y discretamente el producto, sus intensiones, reacciones, actitudes corporales, miradas, intensiones de voz. Y toda esta revisión técnica disfrazada, vestida, encubierta con una presencia distante, cautivadora, diva, ironía a granel, simpátia por sobre todo.

5.- Prohibido meterse con profesores, tutores, amigos, conocidos, vecinos y todo aquello que pudiera convertirse en un lío, que de no resultar el embrujo amoroso, tener que toparselo, verlo, chocar, encontrarse en la cola de las tortillas y que tanto desagrado engrandecido aún más que los momentos dulces, sexuales y amorosos, nos den pie a desear con todo el corazón, Cambiarnos o Alejarnos de su Mundo.

6.- Partir de la base que siempre valdrá más Sola que Mal Acompañada. Y ante eso, no al desespero, no a tomar decisiones alocadas, no arriesgar más de lo que se debe, no convertirse en la "cargosa" de una persona que más bien refleja sus taras,  impedimientos, terrores, en uno.

7.- Viajar mucho al extranjero, aunque éste sea Argentina, Perú, Ecuador, Bolivia. Si se tiene con qué ($$$) vayase lo más alejado de Chile posible, que siempre de los siempres, las posibilidades de ser querida, valorada, estimada, contenida, se verán multiplicadas.
Porque los estudios y las experiencias vivenciales del 98% de la poblacion local, demuestran que los chilenos del sexo masculino (quizás ellos digan lo mismo de nosotras), son en esencia una Mierda.
Les faltan cojones para abordar mujeres interesantes, bellas, inteligentes,  ir más allá de la horizontalidad del colchón, no mearse en los pantalones cuando el "algo" construído podría convertirse en un "maravilloso algo". Les falta voluntad, valor, energía para atreverse a ir más allá.

8.- El arte de guardar muchos secretos, no ser una ventana trasparente, es la madre de todos los corderos, porque los libros abiertos en su totalidad, tras dejar a la vista todos sus conocimientos, terminan enfandado.

9.- Nunca de los jamases buscar en el ser amado, deseado, ansiado, añorado, Al Padre. Menos si éste está muerto, porque cómo les explico lo infructuosa de la búsqueda. Sobre todo si el filio padecía de la enfermedad mental de moda, porque la mera neta ¿para qué buscar pasarlo mal de forma gratuita y espontánea?

10.- No mezclar el amor, la pasión, deseo, con el dinero. Dígase siempre cuenta corriente independiente, o cuenta RUT, separación de bienes, platos, cucharas y mascotas. Dejar por escrito lo que es de cada cual. A menos que estemos hablando de un pololo, novio, marido, amante, proveniente de la alta, rancia, asquerosa, podrida, escasa, inexistente aristocracia local y posea una fortuna que ni en dos vidas podremos gastar, ahí si que hay que compartirlo Todo.

Espero que siguiendo al pie de la letra, cada uno de estos consejos, podamos disfrutar aún más de la vida. Porque no todo es sexo, drogas y rock and roll, también está cultivar el mundo interior, la vida privada de las personas, las pasiones, gustos, sueños, que no necesariamente tienen darse de a dos.
SUERTE, SALUD Y REVOLUCION SEXUAL!!

miércoles, 5 de octubre de 2011

Del tintero.

La venganza.
Todo comenzó con una cagadera colectiva. Por suerte que la casa de Johnny Shats era grande y contaba con tres baños, pero los compañeros de curso éramos 8 y los retorcijones no daban tregua, menos para hacer cola. Así fue como algunos perdieron la dignidad en el borde de la piscina, otros sentados en los sillones del living o camino a alguna parte.


Después vendrían los escalofríos, que no cesaban ni con agüitas de yerbas, menos con guatero en el estómago, así como el coro de lamentos. Me arrastré nuevamente al baño, creo que fui de los pocos que pudo hacerlo, estaba cómodamente sentada en el WC cuando Manero abrió la puerta bruscamente, grité:
- Ocupado!
Fuera quien fuera, la situación no daba para compañías. Pero Manero hizo caso omiso y entró. Me llamó la atención que no se tocara el estómago como todos nosotros y que tuviera la piel en el tono habitual y no pálido y sudoroso como el resto. El asunto es que no pude privarlo de los ruidos estomacales propios de la situación, menos de los aromas que emanaban de la taza del baño. Manero inmóvil frente a mí, apoyado en el lavamanos, con los brazos cruzados sobre el pecho, me miraba fijamente.
- ¿Y a qué debo el honor de tu visita?
- Quería constatar que la estuvieras pasando mal.
- Qué amabilidad, gracias, pues sí, la estoy pasando pésimo.
- Me alegro.
- Qué mala onda Manero ¿Qué te pasa?
- Quería matarte sólo a ti, pero las cosas se dieron distintas.
- ¿Matarme?
Esta palabra salió de mi boca junto al estremecimiento, el sudor frío por los dolores y un chorro de diarrea.
- ¿A que te refieres con matarme?
- A eso, matarte, eliminarte.
No podía levantarme del WC y el rostro inquisidor de Manero comenzaba a asustarme, él que siempre fue tan sereno, cordial, sobre todo conmigo, su querida amiga del alma. Y ahora, estas palabras.
- Después de la diarrea, comenzarán a sentir malestares espantosos jamás soñados, van a quemarse por dentro. No hay nada que hacer, la preparación era sólo para ti, pero al tarado del Claudio Soto se le ocurrió tomarse tu vaso de ponche y no tuve más remedio que matarlos a todos.
Salió del baño. No pude seguirlo porque sus amenazas continuaban haciendo efecto. Abrí la puerta y comencé a gritar ayuda, desde el WC alcanzaba a ver a mis restantes compañeros, desde los sillones o tirados en el suelo, retorciéndose.


Las indicaciones de Manero comenzaron a tener sentido aunque –para mí-, la diferencia entre el ardor y la molestia estomacal, no se diferenciaban tan claramente, porque era tan doloroso e indigno todo y ahora además, saber lo que nos ocurriría. Sin embargo, no lograba entender los motivos de estos hechos.


En la medida que iba perdiendo el sentido, pasé revista a esta noche memorable, en la que festejábamos, los veinte años de haber salido del colegio. Reunirnos cada uno con sus historias, vidas armadas, deshechas, profesiones, logros, algunos con hijos, los más sin ellos. La cita había sido para los del A y el B del colegio, pero a la hora de los quiubos, solamente se dio cita el B, mis compañeros de curso, de los cuales, sólo llegamos ocho, entre ellos, mí querido Manero.


Entre retortijón y estremecimiento, rememoré los viejos tiempos vividos juntos, aquellos en los que compartíamos el placer por comer helado de chocolate en invierno, salir a caminar en las tardes, observando la arquitectura de las casas, compitiendo por quien sabía más de árboles, sus nombres y características. Escaparnos los fines de semana a la casa de mis abuelos en la playa o al Cajón del Maipo, donde sus tíos.
Desde que nos conocimos en 1º medio hicimos amistad. Él formaba parte del inmobiliario de la escuela, a diferencia mía que venía recién entrando. Decía que yo era la mujer más rara que había conocido y él era para mí, el más singular de los de su especie. En el colegio, los ramos humanistas eran lo mío, los científicos, su especialidad, me tocaba hacer los trabajos escritos y él trataba de enseñarme matemáticas, pese a terminar inventando maneras para poder copiarle y pasar de curso.


De mis compañeros, él era el más tímido. Lo del apodo, surgió cuando se estrenó Grease-Brillantina, decían que era idéntico a John Travolta y nunca más lo llamaron por su nombre de pila sino Manero, que a diferencia del actor, estaba lejos de ser el alma de las fiestas, más bien pertenecía al club de los inteligentes, los que gastaban horas hablando de fórmulas, inventos y novedades técnicas. Eran finales de los 80 y la modernidad tecnológica no había llegado del todo al país, sin embargo él fue el primero en tener un equipo de CD y si bien no se le movían las rodillas, menos los tobillos, se convirtió en el DJ de todas las fiestas del colegio.


A mis abuelos, y qué decir a mis papás, les encantaba, aunque mi papá siempre decía:
- A este chiquillo no hay que perderlo de vista, porque vive colgado de las faldas de Susana.
Decía que no era normal, porque ya estábamos grandes y él debía sacar voz y personalidad propia y no depender de la mía que era convenientemente extrovertida. Esta conversación siempre era motivo de discusión, porque si bien sentía que tenía algo de razón, también sabía cuanto le costaba relacionarse con la gente. Y finalmente porque estaba enamorada de Manero, era la persona con la que pasaba más tiempo, con quien compartía todo, podíamos pasar horas y horas en silencio, en el más absoluto silencio, quizás mirándonos.


Nos dejamos de ver años después de salir de la Universidad. Él había estudiado geografía y yo literatura, ambos en la Chile. En campus distintos, pero seguíamos viéndonos, de hecho éramos pololos.
Al egreso de la universidad, él quería irse al sur, complementar la geografía con lo que en su naturaleza visionaria, le indicaba era lo mejor: una empresa de ecoturismo, la que armó junto a un amigo y que les sobrevive hasta la fecha.
Yo lo visitaba en los veranos, paseábamos por Las Torres del Paine, la Patagonia, la pasábamos genial, pero la sola idea de enterrarme entre montañas y nieve por todo el año lo encontraba cero atractivo. Por mi parte, estaba escribiendo, durante la carrera había hecho ayudantías y al egresar postulé a concurso público y quedé dando clases en Literatura. A la distancia, aguantamos tres años, él venía a Santiago en los veranos o yo viajaba para allí.


En uno de esos veranos, planeamos que yo viajara para allá, pero apareció en Santiago sin aviso. Ese año en la capital hizo un calor insoportable, la casa de mis abuelos ya no existía y el Cajón del Maipo era lo mismo que la ciudad, sólo que en versión encajonados entre cerros. Le sugerí que nos fuéramos a Valparaíso, a visitar a un compañero de colegio que tenía una residencial, pero nada le venía bien. Todas mis ideas eran motivo de peleas, se encolerizaba de nada, gritaba. Estúpidamente caímos en una discusión, dijo alguna palabrota en la que yo era la protagonista y le di una cachetada, me la devolvió, yo también, de vuelta, otra por mi mano, por la suya. Le grité:
- ¡Córtala, estúpido! ¿Qué te pasa?
- Voy a tener una guagua.
- ¿Qué?




Contó que había conocido a una chica que trabajaba con ellos, que era como la secretaria. La típica del que no quiere asumir sus propias responsabilidades excusó:
- Me tendió una trampa, yo no la quiero, pero el embarazo ya no se puede interrumpir.
- Pero no tienes que casarte, ¿verdad?
- No lo sé
- Ó sea, si no la quieres, pobre guagua viviendo con unos papás por accidente.
En su esencia insegura no sabía bien qué decisión tomar. Opté por no interferir. Reiteró varias veces que me amaba, que esto había sido un error, que lo ayudara.
- ¿Cómo te ayudo?
Terminamos separándonos. El partió al sur y yo me quedé en Santiago.


Logré arrastrarme del WC, hasta el pasillo cerca del living. Tirada en el suelo, con las piernas flectadas hacia el estómago y los brazos rodeándolos, levanté la vista, mis compañeros estaban en las mismas condiciones. Manero caminaba por entre los cuerpos. Se acercó a mí.
- ¿Qué te hice?
- Debiste quedarte conmigo.
- ¿Cuándo debí quedarme contigo?
- Siempre.


Tenía su rostro pegado al mío y, sin embargo, nubarrones blancos y grises impedían la nitidez. De costado en el suelo, el piso se movía, mi cabeza sin desplazarse giraba y giraba, al abrir los ojos luces amarillas destellaban. Algo líquido salía por mi entrepierna. Vomité sobre mis rodillas, el estómago se estremecía, sentía un baile de tripas y órganos, gorgojos internos, gases externos. Solté mis piernas, me tendí sobre la alfombra de espaldas, con los brazos estirados en cruz. Manero, de pie, me observaba.
Traté de preguntarle por qué hacía esto, las palabras ya no salían. Los pensamientos me llevaban hacia atrás en el tiempo, vi a mis abuelos, a mi papá, comprendí que estaba muriendo. Las imágenes viajaron hasta aquella tarde en que recibí carta suya contando del hijo, que el parto había sido una pesadilla, que la mujer casi muere, que la guagua fue hombre, que había nacido sin brazos.
- ¿Tendría que haberme quedado contigo, la mujer y la guagua? - alcancé a decir.
- Conmigo simplemente.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Quisiera.

Desde hace horas,
lo que más quisiera,
que alegraría enormemente el espiritu,
qué decir al alma, el corazón, las ilusiones intensas y primaverales,
- imposible por supuesto-,
y por eso, aún más deseado.....
que me llamaras,
escribieras,
hasta, envíaras un msn,
pero ya sabes, tan extenso, digno de ti jamás un simple y resumido IDEM.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Afecto sempiterno.

Creo que siente un afecto sempiterno a por mí,
será porque entre sus años y mi inmadurez,
mezclada con mi asustante intensidad,
entre que lo repelo y lo atraigo,
a saber.

Curiosa es la vida,
entre más las palabras dicen lo que se debe hacer,
dejando atrás, atando, los sentimientos que quisieran actuar,
el cariño se vislumbra mucho más sincero,
más cálido realmente,
sucedense con mayores libertades.

Por eso es que creo,
con total humildad,
que me quiere no de la manera que yo quisiera,
después de las horas azotadas,
entristecidas,
mirando las posibilidades entre cuchillos afilados, edificios de gran altura,
su misiva inicial,
y qué decir la respuesta de respuesta,
aparece como el bálsamo más delicado, esperado, ansiado, ensoñado.

De pronto siento la cáldia brisa,
de alguien que vela por tí,
queriendo librarte de todo mál amén,
rara la cosa,
por un lado aparezco como la acosadora brutal
y por otro como la margarita a desojar,
a quien se le protegen los pétalos como si fueran de oro macizo.

Pero finalmente y después de todo,
sobre todo después de los malos momentos,
nada más hermoso es saber, sentir y  leer, que aunque en distintas sincronizaciones,
cuidados variados surgen para mí.
Gracias intensas y eternas!!

lunes, 26 de septiembre de 2011

El tiempo.

Tiempo, tiempo, tiempo,
justo cuando se requiere que pases de largo,
lo más pronto posible,
te detienes.

El aire se contrae,
el paso de los instantes-distantes se eterniza,
neurotiquiza el ambiente,
demasiados minutos desperdiciados,
ninguna entretención posible,
todo replica en el corazón,
cosquilleo en el estómago,
ansiedad desatada.

Nada que pueda hacer,
manera de manipular las manillas del reloj
adelantar el tiempo,
la hora exacta,
manipulación por los hechos,
acontecimientos por vivir,
que se enrosen colorida y emocionalmente,
me cuiden,
protejan.

Ya no me destruyas,
y es triste aceptarlo, pero no vale llorarlo,
no siempre recibes lo que vienes dando,
ya no me afiles las navajas,
ya no me haces daño cuando me las clavas,
ya no afiles los colmillos,
ya no me haces daño cuando me desangras.

domingo, 25 de septiembre de 2011

La enfermedad.

La enfermedad,
aquella que duele desde la garganta,
y lentamente  baja hasta el estómago,
denteniendose, cosquilleando o quemando.
Las sensaciones son varias,
sobre todo estremecimientos,
pensamientos que se materializan en un nombre, una cara, rasgos particulares, momentos especificos.

La enfermedad sube de presión,
el cuerpo dolosa la necesidad del otro,
su proximidad si es posible,
cercanía quemante, vibrante, tocante.

Imágenes, recuerdos, memoria,
es todo lo que se tiene,
frustración porque el dolor, cosquilleo, mareo, asfixia aumenta cada vez que se piensa,
lamento por lo que no se tiene,
lo que no está,
a sabiendas que entre más posea, más querrá, más añorará,
pero la mente, ya no tiene poder sobre ella,
los sentimientos desbordan,
las sensaciones, el calor corporal,
la necesidad de él,
la cercanía si es posible.

Cometer locuras,
plantarse frente a él,
largarse al cuello,
apretarlo, abrazarlo,
sentir su aroma,
besarlo, besarlo, besarlo,
enfermedad,
desvarío,
enamoramiento y para colmo mal correspondido,
la esencia de la enfermedad que no sabe como desaparecer, mejorarse.

Enfermedad por lo que no se tiene,
añorando lo que no materializa,
alcanzar, lograr, tener,
a sabiendas que más dolor existirá,
perturbación, ansías,
enfermedad a por él,
enferma contagiosa de él,
por él, por él.

viernes, 23 de septiembre de 2011

¿Existes?


Existe,

no dejes abierta las ventaas, porque existe,
no lo invites a pasar, porque existe,
porque existe, conserva una cruz, un relicario
y nunca visites la tumba de un suicida,
pues existe.


Si un día, te ves reflejado en sus ojos de dragón,
y le ofreces la superficie perfecta de tu cuello,
recuerda,
que es real el dolor, real la sangre,
porque EXISTE.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Circunstancias.

Si aprendiera a quedarme con lo experimentado,
disfrutarlo, darle las vueltas suficientes,
y las insuficientes también,
no esperar,
aunque la esencia sea intensa,
controlarla, domarla, combatirla.
Dejar pasar días eternos, como los instantes-distantes vividos,
cosquilleados en el estómago,
más abajo también,
amados desde la intensidad, detenidos en el corazón.
Rememora y disfruta, que las ansías......

martes, 20 de septiembre de 2011

Los días pasan.

Anoche me quedé dormida pensando en cuanto de lo sentido ¿es verdadero?
y no la esencia de la histeria.
Porque los días pasan, mañana serán siete y ninguna señal, palabra, aroma.
Pienso e inmediatamente alejo la idea,
que quizás eres más egoísta de lo imaginado,
también puede ser que envidio tu capacidad de mundo propio,
en el que te sientas en el exterior y vives feliz.

He tratado de igualarte,
descubriendo a tu frecuencia, que la vida se disfruta alegremente.
Pero como soy la versión opuesta al ogro ermitaño,
requiero del mundo, su gente, colores, historias, casualmente alguien a mi lado.

Lo malo para ti, es que el "alguien a mi lado", quisiera tenga sonrisa blanca, ojos azules, metro 80 y tantos, edad madura y sea un cascarrabias de lo peor.
El "perote" con el que cargo, es que no sé si me dejarás entrar,
menos quedarme,
aunque en el transcurso de los días, en la fortaleza del autosufrimiento, padecimiento,
encontré, descubrí capacidades en mí, que hacía tiempo no despertaban.

Pero, pero, pero, que si no, no sería yo....
QUIERO estar contigo,
junto a tí, todos los momentos más posibles de la vida!!!

viernes, 16 de septiembre de 2011

Consecuencias.

Ocurre cuando sucede, que a veces uno está tan intensamente con los pensamientos en otra parte, las emociones saltando agitadamente, que las consecuencias, aquellas malditas y concretas consecuencias, son en las últimas que uno piensa.

Consecuencias de actos realizados,
que después de la alegría,
cuando generalmente en el caso personal, se van a la mierda, de la puta vida,
las horas continúan fluyendo de manera atormentada, suave, intensa, obsesiva y de pronto,
de pronto,
amaneces una mañana, que de cualquiera no tiene nada
y descubres que quizás, metiste mucho más que un poco la pata.

Pero no es una metida de pata unilateral,
para sentir, para que pasen cosas,
para meter la lengua,
necesitas donde hacerlo,
que unos tengan mayor capacidad de percepción que mi,
no significa que esté llegando tarde a todo.
Es más, en esta mañana,
he recibido la luz,
el  linternazo más bien,
esa sensación que jamás pensé vivir,
de creer, sentir y pensar, que todo lo ganado y disfrutado se esfumará rauda y radicalmente.

Esa sensación estomacal, de haber hecho una maldad,
algo en que las consecuencias, fundamentalmente,
caerán sobre uno,
sobre el otro quién sabe,
y que quizás todo lo ganado, saboreado, disfrutado a placer y devoción,
-aunque también existieron días, en que no se disfrutó nada mucho, porque la intensidad siempre esperaba más de lo recibido-, 
desaparezca.

!!! Horror ¡¡¡¡
¿Será posible tanta mala suerte?
Si por lo menos respondieras, se pudiera conversar contigo,
pese al peligro latente, de cometer los mismos errores.
No te has puesto a pensar que también de errores en errores descubramos que nada es tan terrible y que hay que vivir simplemente la vida, porque en cualquier momento termina.

Pero en tus "peros" y "dudas" varias,
no se vislumbra espacio para otra posibilidad,
más que la sonante consecuencia a por los actos, acciones realizadas.

¡¡¡ MALDITA SEA!!

jueves, 15 de septiembre de 2011

Bipolar 2.

Las flechas de cupido no quieren llegar hasta mi corazón,
algo más fuerte que el entendimiento,
pero sin razón,
las aleja de mi camino.

La felicidad a un paso,
sentirla tan cerca, con la mesa incrustada en el esternón,
sensaciones gloriosas bajo y fuera de la piel,
efímeras como todo lo maravilloso.

Pero las flechas siguieron de largo,
pasaron de mi,
decisiones por tomar,
mientras mi corazón, emociones, sensaciones, devociones,
penden de un hilo,
el hilo conductor, dirigido por un otro,
que al parecer,
no está pensando precisamente en mí,
mientras yo no hago otra cosa que desvelarme, levitar, naufragar hacia él, pensando en él, queriendo todo con él.

martes, 13 de septiembre de 2011

Ogro ermitaño.

Ogro querido,
Ráfagas aromáticas de tu perfume pululan por mí piel,
durante la noche, creo más en vela que otra cosa, tu aroma volaba acompañado por tu presencia, rememorando una y otra y otra y otra vez los exitantes, entretenidos, maravillosos momentos vividos juntos. No eran sábanas mojadas, si no más bien flashback por lo experimentado, armonizado con todo lo que todavía quiero, espero.

La intensidad asfixia mi garganta,
prontitud por todo lo que intensamente deberia ocurrir,
más me detengo,
reteniendo casi la respiración,
sin ánimo de convertirme en una odiosa persona, como todas aquellas que aborreces.

Ver pasar las horas de este día,
del cual recién suman 10:35 será una eternidad a soportar,
si lo logro,
antes que siquiera des señales,
seré una otra,
la nueva Colomba, la nunca pensada, existida, ni siquiera soñada,
a la que las ansías no se la comieron o al menos, en apariencia.

Quiero verte, intensa y fuertemente....
intensamente besarte.
Horas, horas,
queridas horas,
alteren el curso normal del tiempo, para que las viajeras emigren a nuevas tierras,
y para que la amante intensa, se reencuentren con su Ogro querido.