lunes, 19 de octubre de 2020

Felicidades Blaquita querida!!!


Querida mamita mía de mi,

Aquí estoy recordando tu día, que aunque no lo celebremos, será hasta que  no exista memoria para rememorarlo. De hecho, desde el año pasado que no podemos ir a visitarte, visitarlos, primero fue por el ayer estallido hoy rebelión social y después por la pandemía. Se extraña sin lugar a dudas, estar ahí con ustedes, sentada alrededor suyo, limpiar y adornar la lápida y rememorar, recordar, añorar, días con sus meses y años vividos juntos.

Durante largos meses estuve pensando mucho en nuestra vida, nuestra vida de los cinco o más bien de los cuatro, tu, mi papá, la Manu y yo. Y más todavía en mi vida contigo y mi papá. En cómo sufrí de chica al enterarme de la muerte y que ella, algún día, me dejaría sin ustedes. Esa sensación de vació y desolación me produjo pedirle tantas, tantísimas veces Dios particular, que no dejara que ustedes se fueran antes que yo, que no me dejara sin ustedes. Recordé promesas y juramentos realizados a lo largo de mi niñez y adolescencia, con el objetivo de que nosotros tres permaneciéramos juntos por siempre jamás...y si bien lo conseguí, en el sentido que me quedé junto a ustedes hasta que cada uno partió, los surcos que nuestra vida tomó nos condujeron por sinuosidades tan diversas, oscuras, tristes, en las que hice, dije y maldije tantas veces como no he parado de arrepentirme de cada una de ellas. No tanto por las intensiones, sino porque siento que traicioné mis petitorios infantiles y adolescentes. Entonces pensé se alojó en mi cabeza la idea que mucho de la vida no tan feliz y colorida que algún día soñé sentir y que no se mantuvo así, se debía a lo malo que hice, de los grises oscuros que vivimos.


Con esos pensamientos nada gratos pasé muchos meses de esta cuarentena virulosa, en esa mi característica tan personal de azotarme y recibir castigo por mi culpa, no para limpiarla, sino que con suerte intentar volver a ser mejor persona. 
Hasta hace unas noches atrás en que una luz reveladora y angelical, decidió compadecerse de mi y arrojar un cúmulo de ideas para reflexionar. Insisto no para buscar el perdón, no para limpiar mis pecados, sino más bien intentando acomodando o repartiendo la responsabilidad a cada uno de los involucrados. De alguna manera, sin reprochar y menos ahora que no están presentes para conversar el tema, pero de alguna manera los tres dejamos de hacer muchas cosas en pos de nuestra vida en familia y en vez, dejamos que los grises marengos se apoderaran de la forma de transitar como familia. 

En esos errores cada quien agarró lo que mejor pudo o le acomodó para seguir adelante, sin ver quizás la oportunidad única e irrepetible que nos daban, el mantenernos todos estos años viviendo bajo el mismo techo. Siento que con mi papá no lo logré madurar lo suficiente como para acercarme a él, mirarlo con los ojos de hija y continuar juzgándolo y castigándolo por  todos sus errores, como él tampoco logró abrirse conmigo y admitir que me quería como hija suya que era sino que además, reconocer que quizás muchas de nuestras desavenencias se debían a que éramos idénticos. Ese vació estará siempre conmigo, como las ganas de haber conversado y reflexionado juntos, además de que él me entregara miles de conocimientos para entender un poquito el mundo que aún piso. 

Contigo mamita, espero haber hecho una gotita más que con mi padre, que esos cinco años que vivimos sin mi papá no hayan sido en vano. Aunque no tuvieras las energías físicas y pulmonares para ir al cine como tanto soñamos ¿te acuerdas? Al menos puede decirse que tuvimos nuestra luna de miel, en cada uno de esos momentos al desayuno, en las tardes viendo tus series de Tv. Lo que no quita obviamente, que sienta que hubo mucho que no hice por ti y para ti.

Por momentos pensé y sentí que tendría que haberme dado más, que mi falta estaba en no entender que en esta vida había venido para estar con ustedes y ser al 100% de ustedes. A veces siento que sí fue así, en otros pienso que quizás es un tanto azotado absurdo pensarlo así, que es un poco malsano, más allá que no tocó la opción de tener hijos, un mundo aparte, porque la verdad nunca dejé de esperarlo. 

Hablo en pasado porque la vida me ha demostrado que no llegará nada de eso y de cierta manera, llene esas ausencias con fantasías, mi mundo interior, uno que otro amigo, muchas fantasías, un cumulo indestructible de mi mundo interior y uno que otra amiga. Quizás sea justamente la certeza que todo esto no llegó lo que me hizo sentir, tambalear en pensamiento y razón, pese a ello puedo decir que a estas alturas de mis 51 años, construí y adapté la existencia a lo que tengo.


Pero quería contarte todo esto mamita, que supieras que no me arrepiento de ninguno de los tiempos con sus años, que vivimos juntas, que de hecho le agradezco a la vida la posibilidad de haberlos tenido, aunque sé que quedé corta y que les, te debo, les quedé al debe en mucho más, como así también ustedes, tu y mi papá, quedaron al debe conmigo en la entrega de herramientas que no nos cultivaron y que tuvimos que salir al mundo a encontrarlas sin saber que las buscábamos para reconocerlas y de ahí en más aprender a usarlas. Pese a eso y basándonos en aquello que nadie sabe ser papá o mamá, quiero que sepas "Abuelita de batman", que fui muy feliz a tu lado, agradezco a la vida tu compañía y todos los conocimientos que sí me diste, muchos de los cuales ahora que no estás, rememoro y practico.

Te quiero y te extraño sin lugar a dudas, estoy segura que además de amar a la bugui, la cuido y protejo pensando en que por siempre jamás siga llenando de color y luz el patio, rememorando cuando cada mañana me comentabas lo feliz que eras al despertar y verla o cuando mi papá, en las tardes de primavera verano, se acomodaba en el patio a contemplarla. Más que mal la adquirí para no permitir olvidar la que mi papá compró, plantó y cuidó en Guadalajara, la que se apoderó de la atención de embellecer la casa y hacernos sentir en un palacio de flores y colores. Es a través de ese borbotón de nostalgias memoriosas con las que voy intentando replicar en el hoy, la vida maravillosa que tuve contigo, la Manu, mi papá, cuando éramos los cuatro y con la Quetzi, los cinco.


Felicidades Blanquita linda, por siempre este 19/10 será tu día y lo seguiré trayendo hasta el presente, saludándote y atesorándolo en mi corazón, el que late todos los días, gracias a la vida que tu y mi paire me dieron!!!

lunes, 27 de julio de 2020

... ¡¡¡ 7 años ¡¡¡ ...

Ayer se cumplieron siete años de la muerte de mi madre, el cielo que cubrió al mundo, dicen que fue "el más hermoso del invierno" y cómo no, si eras tu, era el asalto al Cuartel Moncada, eras tu, tu, mi mamita amada, proyectándote ante todo el esplendor del universo.



Los días avanzan, la memoria está llena de ti, miro el calendario y dicen que en tu día habrá chubascos. No como hace 7 años que llovió torrencialmente, nos  llovíamos/llorábamos por dentro, mientras el cielo lanzaba esa luz divina que atravesó la cúpula que miraba desde tu ventana para posarse sobre tus pies. Esa tarde, el cielo quería abrirse/partirse en la misma medida que el dolor que dejaba tu ausencia.  Y hoy a cinco días de, las camelias quisieron verte/conocerte bañadas  en gotitas/ agua, gotitas de  rocío.





Hoy comencé con la profunda sensación de pesar, claro, faltan cuatro días....y me contaron que anoche un cometa rozó el cielo del hemisferio  norte....entonces vuelven las coincidencias, ¿son realmente coincidencias? Como cuando la Aurora boreal inundó el cielo de julio hace siete años, sí cuando titilabas entre irte y quedarte. 

El mundo, la vida, los hechos y sucesos, formamos un círculo que a veces se rompe, pero finalmente vuelve a cerrar. Aunque en su interior no estés tú. 




Tres, tres, como cuando juegas a las escondidas rápidas y cuentas hasta tres. Tres veces sin respirar, tres veces, tres hijas, tres tristes tigres. Tres días, uno, dos, tres. Y sin embargo el amor, mezclado con la eternidad y las nostalgias duran más, mucho más que tres.



Día ante penúltimo, ambigüedad de no ser ni antes, ni el último. Dos días y la piel se estremece, la piel con sus poros se me estremece y más aún si te pienso desde este mi lugar, espacio casa, mi pieza donde un día como hoy hace siete años, dormiste sin dormir, estuviste sin ya estar y yo a tu lado custodiando tu sueño no dormir, tu presencia no estar. 

Tu, de generosidad absoluta que compartiste con tus tres gracias, tu alma, tu cuerpo y sangre. Tu, que faltan dos días y me quedo hipnotizada mirando a la Camelia que llegó en vez de ti y la bugui que tanto querías. Dos días antes y no dejo de pensar atormentadamente todo lo que te retribuí tibia y egoistamente. 

Dos días y una vida, vida cuanto me  dure ella, para juntar ganas de haberte ayudado a bañar, a peinar, de continuar cortándote el pelo todas las veces que quisieras. Dos días para decirte que tarde bien tarde, entendí que no existirá otro vínculo sincero y cálido, como el que contigo tenía.



Uno, solo, solos llegamos y así nos vamos. Un día, uno, uno solo, uno con  sensaciones que evocan nostalgias visuales...el primer día que amanecimos sin ti, la casa habitada ya nunca más con tres. 

Salir al patio, ambiente de tristeza, invierno frío, nos cobijamos bajo tu bugui, llena de hojas secas, otras aún húmedas y danzando/jugando zarandeamos ramas provocando lluvia de flores y hojas secas abriendo paso al sol tibio que atravesaba con su ejército de rayos luminosos que tocaban nuestras cabezas, llegaban al suelo, acariciaban otras plantas. Y sin dar espacio al olvido nos regresó hasta ese día en que posándose sobre tus pies, iluminó la ruta que recorrerías, ni bien dieran  las seis de la tarde.



Y llegó el día, aunque falta que el tictac marque las 6 en punto. Y entonces me adelanto, intento cubrir el tiempo, las nubes, el aire, con tu presencia/ausente, con mi recuerdo/presente, con mi amor/eterno. Quiero que todxs digan que soy idéntica a ti, que heredé tu sonrisa, tu mirada, aunque por ahora solo imite tu corte de pelo. 

Madre, mamita mía de mi, mi gran amor, mi gran amiga/compañera, pasaré lo que me reste de vida arrepintiéndome ser tan humana como tonta, que no supe comprender que mi forma de vida junto a ustedes, era la única para ser feliz. Con sus ausencias a cuestas, me quedé tan sola, comprendí cuan falsas son las palabras vacías de lxs que me rodeaban. 

No le temo a estar sola/a solas, es más me encanta, pero sí lamento haber perdido las mejores compañías que la vida me ofreció. Si pudiera mover el tiempo de lugar elegiría estar contigo, Antonio y mi paire, en Guadalajara, del 78 al infinito, siempre y cuando en esa eternidad nunca nos separáramos. Mientras tanto, estaré recordándote, desde todas las latitudes posibles, donde sienta que al menos me miras. Besos.


miércoles, 26 de febrero de 2020

Un día con su tarde.


Hubo un día con su tarde, en la que soñé despierta que tocaba los algodones nubosos del cielo, pero el corazón latía con tal estremecimiento, que tuve que apaciguar el dolor antes de volar. 

Después vino la noche con su madrugada, en la que descubrí que no tengo nada, pero siempre estoy en búsqueda de algo y que mi corazón fue extirpado. 


Ahora siento con las ramas de los árboles, respiro por sus cortezas y sueño días verdes con sus deojitos.

Lo descubrí cuando comencé a levitar de día, de noche o en largos y enrojecidos atardeceres. 


Volar, vuelo, me voy, con mis alas de hojas enverde / cafesosas, saltando de nube en nube.... 

Ya no busco respuestas, ni personas, tampoco a mi corazón, simplemente voy sembrando interrogantes con agua lluvia, envueltas en rocío flores, que salpican bocanadas de humedad