jueves, 29 de diciembre de 2022

A mi querida Suky.

 


Mi querida Suky,
Te escribo hoy jueves 29 de diciembre, cuatro días después de tu sorpresiva partida ¿cómo explicarte lo que dejó tu ausencia? Eras más poderosa en presencia de lo que jamás podrías haberte imaginado. La casa se siente con un peso de ausencia, todo el tiempo tu recuerdo regresa hasta mi, en las noches cuando me quedo sola en la pieza y miro el equipal frente a mi cama, el mismo lugar donde últimamente estabas durmiendo, donde pasabas las Atarde refrescantes, donde mismo te subí aquella madrugada y donde finalmente partiste. Miro el equipal en las noches, cada mañana. Anoche de hecho, sentí varias veces tus pasitos entrando a la pieza desde el patio.

Ojalá que perdones todas las brusquesas y frialdades tontas que tantas veces tuve para ti, mientras tu, como todas las personas, seres, generosos que la vida ha puesto cerca, eras pura generosidad, ganas de ser querida, acariciada. Extraño nuestras noches de invierno, otoño, primavera, cuando nos abrazábamos. Te extraño tanto Suky querida.

Tengo kilos de sentimientos de culpa, pero no quiero ahondar en ellos, no quiero quedarme con ellos, porque no logran ocupar el espacio de vació que has dejado. Quiero llenarme de recuerdos a por los días lindos que sí tuvimos. Como cuando me acompañaste a dormir en la galería cuando vino Antonio, tu en el equipal grande, yo en el suelo en mi cama de acampe. Mi compañera siempre. Creo que di demasiado por hecho que estarías por siempre jamás, nunca pensé que algo así podría suceder, que fueras tu la que partiera primero. Pequé como humana y no me sirve de consuelo, pensando que eras mujer y por tanto, más fuerte que Tope y que por eso, a todas las adversidades lograrías derribar. Lo hiciste, aguantaste los días que salíamos y te quedabas afuera en el patio, con agua, comida, pero afuera mientras el bien más preciado permanecía dentro. A veces pasaste calor, otras en que nos demoramos en volver, frío y siempre entrabas corriendo ni bien uno te abría e ibas al baño o simplemente a quedarte ahí, sin chistar, sin poner mala cara, sin quejarte.

Mi querida Suky, extraño tu presencia en la casa, en el patio, miro las plantas que aplastabas con tu cuerpito y saber que ya no ocurrirá le quita magia al lugar, que persona insaciable estarás pensando, no queda tranquila cuando no las piso, no se queda tranquila cuando las piso. No, no es así, lo que pasa es que como soy humana dígase un error  en dos patas, ahora que no estás valoro el hecho que esas plantas, ese patio, fueran usados vividos, disfrutados por alguien. Ese mismo alguien a quien tanto regañaba porque me estaba pisando las plantas. Ay mi Suky cómo me gustaría poder volver el tiempo atrás, pero pensando y sintiendo esto que te estoy diciendo.

Espero que algún día más pronto que temprano, aparezcas en un sueño y me perdones por todo lo mala, fría, dura que fui contigo, espero también que sepas que pese a todo, pese a la persona pesada que fui, te quería, te cuidaba, te cuide todo el tiempo, pensaba en ti y en tus comidas y remedios cuando el Tope ocupaba toda nuestra atención. Siempre me preocupe de tu comida, de tus remedios, de ti, de que estuvieras en el patio con agua, con comida. Perdóname por haber sido como fui, ojalá algún día realmente puedas hacerlo. Espero yo también no recordar las cosas malas y concentrarme en los momentos lindos que vivimos juntas, en las noches, las tardes juntas en mi pieza, en las fotos que te tomé, gracias a ellas ahora puedo hacerte este collage. También junté todas las fotos que de ti tenía, son pocas, pero están y las guardaré atesoraré por siempre. Te quiero y extraño Suky, Susu, Sukita, Susuquita, Susanita !!!