martes, 12 de julio de 2016

Entrando en julio.

Varias han sido las noches en que vuelves a mis sueños,
en la normalidad de las circunstancias estás ahí,
en veces más joven como en Guadalajara,
en otras con oxigeno,
en unas con el pelo largo,
en otras más corto a los hombros,
después más corto a la cabeza.

A veces canosa,
en otras muchas más con el pelo bien negro,
la piel mate,
entonces respiramos los aires agradables de las nostalgias por México,
además de tenerte a ti.

Pero siempre la misma,
la misma desde que te fuiste,
la misma que decía mi padre de ti,
de aquella carita sonriente, picarona,
como riéndose de uno,
esa mirada que desde que ya no estás,
la tengo clavada en mi memoria.

Picarona y sonriente,
ya sea para avisarme o contarme de cosas serias, terribles, alegres,
como riéndote de los hechos,
será porque desde donde tu estás,
las situaciones son más leves.

Días atrás tomé conciencia de tu presencia en mi sueños,
de la de mi papá también, a veces,
agradecí la instancia, 
mirándola con lo bueno que tiene,
que es
y después tomé conciencia del mes en el que estamos,
lo que no quita la gracia infinita de volver a tenerte, 
que más no sea en sueños....

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