domingo, 3 de enero de 2010

Temores...

Inicio el año nuevo con temor,
temores varios inhundan mi alma,
temor,
miedo,
desasosiego.
Los por qué aunque concretos y exactos,
no quiero pronunciarlos,
esperando desaparezcan, se diluyan, no sean lo que parecen, no sean...


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Tal vez a nuestra muerte el alma emigra:
a una hormiga,
a un árbol,
a un tigre de Bengala;
mientras nuestro cuerpo se disgrega
entre gusanos
y se filtra en la tierra sin memoria,
para ascender luego por los tallso y las hojas,
y convertirse en heliotriopo o yuyo,
y después en alimento del ganado,
y así en sangre anónima del ganado,
en esqueleto,
en excremento.


Tal vez le toque un destino más horrendo
en el cuerpo de un niño
que un día hará poemas o nvelas,
y que en sus oscuras angustias
(sin saberlo)
purgará sus antiguos pecados
de guerrero o criminal,
o revivirá pavores,
el temor de una gacela,
la asquerosa fealdad de comadreja,
su turbia condición de feto, cíclope o lagarto,
su fama de prostituta o pitonisa,
sus remotas soledades,
sus olvidadas cobardías y traiciones.

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