jueves, 30 de noviembre de 2017

San Andrés Peras cocidas.



... ¡¡¡ Hace algún tiempo, los días 30 de noviembre, mi padre despertaba más entusiasta que nunca, porque era el día de su santo. Que para las tradiciones familiares con las que fue cobijado, las celebraban al son de "San Andrés Peras cocidas". Su "Tolita", una suerte de ama de llaves, era quién lo malcriaba (y criaba), cuando niño, preparándole aquel postre que parecía una pócima, si lo hacías como la receta chilena indicaba, al son de las pasas negras, un toque de canela, harta agua, muuuucho almíbar e ídem cantidad de peras.


De esas cosas de niños, crecí pensando que el santo de mi papá, en Chile, debía ser casi que feriado nacional, más que mal era el santo de "mi papá", la persona más importante del mundo. Cuando regresamos a Chile, su madre, mi abuela Marta, cuando llegó su santo, mandó a preparar el postre.... es decir, no estaba tan equivocada en mis pensamientos.


Con el tiempo y las circunstancias aquellas de crecer, madurar y los alcachofazos, comprendí que esa conmemoración, nació de su "Tolita", que amaba a mi papá, como todos los que lo conocimos. Entonces fue que la tradición la heredó mi mamá, la que preparaba a su manera, la compota sin pasas, ni canela, con poca azúcar, mucha agua y la misma cantidad de peras.



Y fue en este regreso a Chile, que tuve el placer sublime de sumar a mi propio "San Andrés", a quien amar, ensoñar, admirar, adorar y disfrutar como amigo, mi querido primo Andrés SA. A quién como miembro de la familia Orrego, le pregunté si a él también le festejaban todos los 30 de noviembre su santo al son de las peras cocidas..... y con aquella sonrisa enorme, hermosa, soltó una risotada, asomándose aquellos enormes, perfectos y blancos dientes. Nunca me dijo a ciencia cierta sí o no.... por lo que sume a favor aquello del "que calla otorga". Hasta que un día como hoy hace 18 años, mi príncipe de 2 metros, cuando recién había cumplido los 30 años, decidió no festejar nada, nunca más.
Después llegaría el 2008, año en el que mi papá murió y la conmemoración de "las peras cocidas" comenzó a diluirse en las añoranzas por tiempos mejores....


Y sin embargo, de aquellos legados, tradiciones familiares queridas, y de ausencias en días de santos, hermosos, primos - amigos, enamorados, no puedo olvidar, no olvidaré jamás a mis dos únicos, queridos, ensoñados, idolatradados "Andruches".





¡¡¡  Feliz no "San Andrés Peras Cocidas", papito querido ¡¡¡ 
¡¡¡ Te quiero siempre, siempre, amado, amigo, primo  ¡¡¡ ....

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