domingo, 18 de mayo de 2014

Nostalgia.

Todavía faltan 8 días para que se cumpla un mes más sin ti
y sin embargo mucho antes de hoy,
es más desde toda la semana,
llevo una pena en la garganta.

Que no debería ser tanta,
ya que en el consuelo mínimo,
llevo varias noches soñando contigo,
situaciones cotideanas, de la vida común,
que parecen de la vida real,
que hacen quizás que tu presencia, siempre presente, este más aún.

Y será por eso la pena?
esta nostalgia que convierte al cielo más luminoso en uno un tanto gris,
no gris y malo,
sino gris sin tanta alegría,
sin tanta luz,
un gris de invierno pese a que estamos en un extraño otoño,
tristeza simplemente, como ahora, en este instante,
que por ponerle un color el gris lo caracteriza mejor,
que también podría ser un rojo apagado de otoño,
más que mal en el acto del caer de las hojas,
hay una muerte previa innevitable,
pero aquella muerte tiene un color hermoso, una poesía rojiza que vuela por los aires hasta que toca el suelo, quizás el pasto y lo cubre de otras tonalidades.

En cambio el pesar,
el sentir pesado,
el sentir pesado y nostalgico a por ti,
por más que entre la luz de otoño por nuestras ventanas,
es triste,
porque quisiera ir a tu pieza y encontrarte,
quisiera estuvieras en cuerpo presente en la casa,
sentada en el comedor,
leyendo el diario,
tocando con tus dedos la mesa.

Ay mamita linda,
como añoro los momentos que vivimos juntas,
como extraño,
daría tanto de todo por volver el tiempo atrás y
repetir la alegría de estar juntas,
valorar el hecho del tiempo que pasamos juntas,
ahora tu ausencia me pesa,
el vacio que deja tu ausencia duele, me da pena, se estruja el estomago, se contrae el alma, la garganta se cierra y dan unas ganas tremendas de llorar, llorar, llorar, con la esperanza que te aparezcas y consueles mi pena y te quedes a mi lado por siempre jamás.

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