lunes, 31 de enero de 2011

Soledad (2)

Días atrás en cierta película alguien mantenía una conversación sobre el significado de la SOLEDAD, que casualmente me cayó como anillo al dedo.
Porque en escencia no soy una persona que le tenga miedo a la soledad, al estar sola, a pasar muchas horas del día, de la semana, meses, años SOLA. Hay que decir que esa capacidad se la debemos a mi papá que nos traumó con que los que no pueden estar solos, los que no tienen mundo interior son una manga de "tontos" y que nadie quiere ser como ellos, menos los hijos de Andrés.

Pero hay que decir que tales enseñanzas stalinistas, no dejaban de tener razón de ser, ya que actualmente con lo egoísta que está el mundo, con lo individualistas que somos, que nos preocupamos de nuestros ombligos, a lo más de los que están próximos a nosotros, si no tienes la capacidad para mamarte "la diferencia" de sólo tener tu ombligo por compañero, estás frito.

Y yo era fuerte para todas esas artes,
por alguna razón eso que dice la gente que al crecer nos vamos quedando cada vez más solos, porque el grupo se encoje, desconfiamos hasta del lechero, porque la gente se casa, arman otros núcleos, núcleos familiares, entonces para los que no encajamos en esos principios y no porque no queramos, si no más bien porque no nos quieren y por tal, nada de tener novios, amantes, maridos, tenemos que aprender a vivir de otra manera y crear nuestros propios núcleos familiares-sociales.

El mío era mi Gremnlin,
siempre lo supe,
porque junto a él había tantas cosas de las que no tengo, de las que socialmente debería y no tengo, que no me importaban, que si bien a veces las extrañaba y no entendía por qué yo no, junto a mi Gogo me sentía tan plena y fuerte, que me sentaba en todas las diferencias con las que la sociedad pudiera señalarme con su dedote indice.

Pero "era fuerte",
porque desde que mi Gogo se fue, desde que comenzaron a pasar los meses y en vez de acostumbrarme a su ausencia, fui percatándome de lo que significaba no tenerlo, caí en cuentas de lo que significaba la SOLEDAD.
Porque creo que mi Gogo era como mi marido, mi compañero, mi mejor amigo, mi compañero fiel, el que me recibía cuando llegaba y que lo hacía radiante de alegría, porque me amaba como nadie más lo ha hecho, porque era con quien dormía, el que me acompañaba en las penas, en las películas, en las alegrías, en las glotonerías, se acurrucaba en mis piernas mientras yo trabajaba o cuando veía TV, es decir, estábamos siempre juntos.

Entonces ahora que no lo está,
que su ausencia inhunda mi pieza,
mi vida, mi corazón,
me doy cuenta de lo que significa estar SOLO, de vivir la SOLEDAD.
Que es lo opuesto a compartir, a darse a otros, de querer a alguien, que la vida tenga un sentido, una luz, porque todos necesitamos esa pequeñita alegría, luz, señal, esperanza, para vivir y para que la vida además -con justo derecho-, sea lo mejor posible.

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