lunes, 14 de febrero de 2011

Los placeres de la Soledad.

Creo que debería asumir que si bien me gusta la gente y sociabilizar, también me gusta y quizás más y quizás lo necesito más, estar sola. Me defiendo perfectamente en la soledad, que se escucha tan profunda y absolutamente abismante, como caer en un precipicio sin fin y en realidad no es tan así, no es una soledad de un eco que no te responde, si no de estar sin otros iguales, quizás en silencio, pensando mucho, pensando en todo, en el ayer, hoy, futuro y uno en todos esos estados y descubrir -como ahora-, que en realidad cuando no hay de otra, estar con uno, no es para nada malo.

De hecho viajar, que lo pensaba tan terrible, hacerlo sola, creo que es como más me gusta, quizás porque así lo he hecho siempre y porque si bien es entrete encontrarse con gente y compartir, siempre se espera volver a estar "a solas". Será también porque nunca se ha tenido un "otro", "algiuen" para compartir, enotnces nos acostumbramos a que después de estar con el exterior, volvemos sólo a uno.

Y en ese descubrimiento maravilloso y tranquilizador, el alma vuelve a su centro y esos urgimientos miles que hacían sentir a la existencia, algo lo más vil y espantosa, de pronto, la vuelves a ver de manera diferente ¿será la calma del mar?, ¿la soledad?, ¿entender que la escencia es tal y no se puede huir de ella?.

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