sábado, 8 de diciembre de 2007

Al revés de la avestruz


En mi familia suele practicarse el deporte del "mal de la avestruz" cada vez que la adversidad se atraviesa en sus existencias. El ejercicio consiste en introducir la cabeza al centro de la tierra y salir, única y exclusivamente, cuando el vendaval haya cesado.

A mi me ocurre al revés de la avestruz.
No porque le haga "guaje" al dolor, a la pena, a los problemas.
Sí porque les hago siempre frente para bien o para mal,
sino que mas bien
porque en vez de esconder mi cabeza en el fondo de la tierra
he descubierto que mirando hacia el cielo se siente "mucho mejor".


Y si en el cielo están aquellos amados, adorados, idolatrados árboles "pues qué mejor".
Para bien de mi persona, mi hermanita ensoñada me consiguió a través de cierto personajillo un libro maravilloso: "El árbol urbano en Chile", de Adriana Hoffmann J.

Un libro realmente increíble.
Ahora vuelvo a recorrer a pie (y mentalmente) todas las calles
y descubro que lo que parecía, era
que lo que desconocía, ahora tiene nombre
que lo que creía, es otra cosa
que el nombre que tiene, es por algo
que hay muchos tipos diversos de cada uno
de tantos, tantos.

Y esta semana fue una de esas en las que pase muuuuchas horas mirando hacia la copa de los árboles, porque el mundo se me hacía injusto, ancho y ajeno.
Porque sentíame pequeñita, desolada, abandonada, malquerida.
Y muchas, muchas lágrimas han caído
muchas otras en vez de llamar al sueño, llamaron a un contingente de más y más penas.

Y es que a las cosas de la vida, de pronto una puede hacerles frente,
pero después, te das cuenta que se te estan agotando las esperanzas,
las fuerzas, las ganas de ser la fuerte,
la que siempre sale adelante,
la que aunque todos los peros, se levantara sonriente y esperara a que el sol vuelva a entrar a mis ojos.

Pero da la casualidad que esta semana me dije "no más"
y no me sentí capaz de ser fuerte,
chora,
la que siempre le hace frente a todo
y entonces
buenas y hermosas eran las copas de los árboles
y todos querían abrazarme con sus ramas, con sus hojas, con sus flores, con sus hermosuras
y yo sólo quería que después de un buen abrazo de árbol,
mi vida se detuviera "y hasta no verte jesús mío".

Y es que las penas del alma son las mas destructoras,
es que cuando uno se acuerda
o mas bien uno hace balances de lo que ha sido la vida
de lo mucho que se ha gozado,
de todas las cosas buenas que se han hecho,
de los amigos que van y vienen pero que finalmente están
siempre, siempre hay espacio para esa maldita cosa llamada "amor".

Y es que en mi caso es una "maldita cosa"
porque jamás de los nunca, el chico que escojo se enamora de mi
porque cuando pongo el ojo, la bala se queda atorada
porque cuando creo que ese si que sí, dale que no
y entonces sufro mucho
ya que para INTENSA no me gana ni el fuego
y es que es lo que hay,
soy intensa de día, de noche, de amanecida, de amigos, de perros, de gatos, de calles, de árboles, de caminatas, de toooodo
y obviamente soy muy intensa en temas de "amor".


Será porque como siempre se me chifla el tema del "amor"
pues entonces ando por la vidurra como perro guacho
y ante la menor mirada,
qué decir si me rosa una tierna manita en la carita,
en la bracita,
en el hombrito,
si me mira
si me mira de muy cerquita
si no me quita la mirada de encima
si de pronto siento que esta mas cerquita de mi que de nadie
pues me derrito
y siento que eso "es amor para siempre"
y entonces "vamos dandole cuerda" a la vorajine de las ilusiones
de las ganas de ilusionarme en serio
de que ese alguien sea "mi principe azul" por tantos años esperado
que tome mi mano y me lleve al mundo que mas quiera
que no me suelte.

Y es que estoy hasta la coronilla de todos aquellos otros hombres
que se pasean por mi vida y que la gente dice:
"A H. se le nota que esta enamorado de ti, por como te mira, como te trata"
"El O. el otro día en una borrachera dijo "quisiera tener la certeza de si alguna vez existio ese algo entre los dos".
¿Qué se creerán estos hijos de puta?
¿Por que no se dan cuenta que no soy una princesita de cristal?
Soy de carne y hueso y siento y me gustaría sentir mucho, mucho mas de lo que la vida me ha dejado.....

Y no es que olvide a los "ruelitas" y a los "patricios" y a los "alejandros" y a tantos otros que por supuesto que existieron y que estuvieron y que saben que los "amo con todo mi corazón", pero si no fue el destiempo, fue el exceso de amistad, que no coincidimos, que la una no lo amaba como el otro, que cuando la otra comenzo a mirarlo con otros ojitos el otro se había ido lejos.

De pronto me gustaría que en la inexistente operacion "de los nervios"
me sacaran aquella cosa que hace que a una le guste un "uno"
que me dejaran fuera de combate
cero capacidad de enamoramiento
nula capacidad de amar
y entonces ahí VIVIR
y no volver a perder el tiempo y las noches
y las desveladas y los amanaceres
pensando
¿Por qué a mi no?
¿Por qué él a mi no me mira?
¿Por qué él no se acerca?
¿Por qué él no me huele, no me toca, no me abraza, no me besa, no se casa conmigo?
¿Por qué nadie quiere jugar a los siempres y jamaces conmigo?.

Y cuando las lágrimas cesan, más porque se seco el arsenal de ellas que por otra cosa
pienso :
!!!por suerte que afuera (y dentro de mi mente)
están todos los árbolitos del mundo esperando por mi!!!
esperando que los mire
que los toque
que nos abracemos
que les diga cuanta pena tengo y que su sola presencia alivia todas mis lágrimas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Versión semi en broma: ¿Quien soy yo el amor amistoso, el que llego cuando te ibas, el que queria cuando no le correspondia?.
Version seria: Estoy dispuesto a tomar tu mano, apretarla, no dejarla ir mas y llevarte por lugares maravillosos......
Version cada vez mas en serio: ¿Será posible que sea el chico al que cuando miraste con otros ojos se habia ido lejos?. Porque YA ESTOY DE REGRESO!!!