jueves, 15 de junio de 2017

Érase una vez....


Érase una vez una niña que se lo tomaba todo demasiado, 
demasiado a pecho,
que esta niña creció sintiendo, 
oliendo, escuchando, cantando, 
con una intensidad impresionante.




Érase una vez que esta niña se ponía melancólica,
cuando veía perritos y gatitos callejeros, 
cuando salía a pasear y veía gente: viejitos o niños en la calle pidiendo limosna,
el tiempo pasaba y la niña iba creciendo,
ahora era mas bien adolescente 
y por tal, 
sus pasiones eran mas intensas que cuando niña.

Érase una vez que la niña dejó de serlo,
para transformarse en adolescente,
una que se enamoraba día por medio 
y tuvo dos novios a los que amo mucho, pese a su corta edad. 
Uno la engaño con otra y lo mandó a paseo, 
nunca mas le hablo y el pobre chico desapareció de la pena. 
Con el otro fue distinto 
y fue lindo, hermoso 
y dicen por ahí que "todavía no lo olvida del todo".
Dicen que él fue su primer amor, 
del tipo de amor que ella quería, 
del tipo de amor por el que ella hubiera dado la vida. 
Hubo un solo beso y fue el mejor, 
él la tomaba de la mano y la chica adolescente se derretía, 
él le hablaba al oído y ella no cabía de felicidad.


Cuando los dos salieron de la primaria,
ya no se veían tanto. 
Él pasaba algunas veces en su bici a verla, 
ella se asomaba -cual Julieta-, 
desde la azotea de la casa y se miraban, 
un par de veces bajo hasta la puerta a verlo, a verse, pero no a conversarse. 
Pero el tiempo comenzó a pasar y el chico de la bici no volvió más, 
pero la chica adolescente nunca lo olvido. 
Todavía tiene marcado el día de su cumpleaños por ahí...

Después la niña que se transformó en "la chica de la Prepa",
porque ya era un poco más grande
como sus hormonas,
que a su lado,
iban revoloteándo,
como los deseos que las hormonas estuvieran con ella, 
en ella y le ayudaran a entender esas ganas inmensas 
de que "un alguien" la abrazara, la besara, le dijera que la quería.

De ahí en más.
la lista de los amores "no correspondidos",
se convirtió en algo así como "pan de cada día".
La ahora "chica de la Prepa", tenía un admirador, 
un compañero de la prepa mayor que ella, 
pero ella era un tanto tonta 
o ciega o necia
y dicen, que tenia mal gusto también, 
porque no atinaba a ver las cosas buenas de la vida. 


Fue así como no se percato de la presencia de este chico alto, 
moreno, de pelo negro, que derrapaba por ella 
y hasta un poema le escribió.
A la chica de la prepa, le daba como "cosa" 
saber que este chico estaba locamente enamorado de ella, 
siendo que era un buen chico 
y seguramente habría sido el mejor novio. 
Era lo que en ese entonces se conocía como un chico fresa, 
tenía buenas intensiones para con ella, 
era respetuoso, le abría la puerta, le sacaba la silla 
(y ella iba a dar al piso, porque el Manual de Carreño nunca fue leído en su casa).

Después en cambio, 
cuando tuvo un triste encuentro con un mal chico que la hizo sufrir mucho 
y que en efecto, 
no la quería, 
la chica de la prepa  
tuvo que admitir que el chico fresa, 
alto y moreno habría sido el mejor novio 
y entonces se acordó del poema que le escribió, 
lo busco 
y todavía lo tiene guardado en su diario de vida.

Entre medio y durante todo el rato, 
la chica de la prepa, 
vagaría,
pasearía por la ciudad,
a veces sola,
otras acompañada de su mejor amiga (que tenía por nombre el mismo de crustáceo) 
y juntas admirarían la belleza del mundo, 
los colores de las flores, sus aromas, 
pasarían a tomarse un cevichito en la esquina de su escuela, 
caminarían por las calles, 
descubriendo unas,
repasando por otras,
sonarían historias de amor en cada puerta hermosa, 
en cada balcón, en cada azotea. 
Se contarían secretos, 
llorarían penas de amor y de incomprensión familiar
y demases temas de entre amigas.


Pero nuevamente la vida,
les jugaría la aventura de poner a prueba el vínculo,
mandando a la chica de la Prepa lejos, lejos de casa,
a vivir a otra casa,
otra ciudad,
una que no queda dentro de ese país,
aunque su nombre evoque el producto que cabe en una tortilla,
y pese a que buenas son las cartas que llegan hasta la puerta de cada una, 
durante un largo tiempo repiquetearon en el buzón de cada una,
de tanto en tanto,
de mes en mes,
hasta ya nunca más
y entonces,
las cosas no volverían a ser como antes 
y cada una por su lado, 
lamentaría este fin tan abrupto para esa amistad tan linda e intensa.




Ahí es que la chica de la prepa, se transformaría en
la "chica que viajaría"
a un nuevo país,
donde no volvería a encontrarse con una amiga tan fiel como la que dejo atrás. 
Se aferraría fuertemente a los recuerdos 
y casi se podría decir que viviría de ellos. 

Un día viviendo cualquiera,
viviendo hace rato en ese país lejano,
conocería a un chico en el loquero 
psicologo como dicen todos,
y entablarían una amistad, 
tenían muchas cosas en común,
como compartir las mismas terapias,
a la misma psicologa,
los por qué y motivos, esos eran de cada quien.
Con el tiempo,
ella entendería que bastante del interés del chico a por ella,
se debía a que quería llevársela al colchón,
pero la ahora chica viajera,
transformada en la chica que llegó a ese país lejano,
no estaba tan convencida, 
fundamentalmente porque tenía un concepto más romántico del asunto
de aquella cursilería para muchos
que es "la primera vez"
y pensaba que para irse a la cama, 
tendría que ser más por amor que por otras circunstancias.
Así fue como ese chico se perdería en el olvido de ambos.


Pero a veces la vida no es tan canija
y se acuerda de las chicas que han llegado a un país lejano
y les permite encontrarse con el "chico de la montaña", 
al que un día la vio circular por el lugar donde estudiaban
y éste sin más, se le acercó
y así mismo, sin más, se hicieron los mejores amigos 
y conversaban horas y horas 
y se les olvidaba estudiar de tan bien que la pasaban juntos.

Se notaba de lejos,
que el uno estaba enamorado de la otra 
y viceversa, 
pero ambos eran muy tímidos 
y no se animaban a dar el paso siguiente.


Él le proponía hacer competencias,
que consistían en "tomarse la coca cola hasta el fondo"
y el que perdía, es decir, 
no podía tomarse la última gota de gas y agua,
"debía besar al ganador (a)".
Ella siempre perdía 
porque se atoraba con el gas de la bebida
se llenaba de flatos,
los cuales intentaba atajar.
Y siempre, cada vez que ella perdía,
el chico de la montaña que pasó  a ser "el chico montañés",
esperaba su beso,
con la trompita parada y los ojos cerrados...... 
pero ella era el colmo de ranchera y no se animaba.

Fue entonces que el chico montañés tuvo que armarse de valor, 
tomar a la flatulenta en cuestión
y así finalmente besar a la chica.
Y el beso fue a penas un cálido y hermoso "rose de labios" 
y dicen que fue el mejor, 
en esta nueva vida tanto para la "chica del país lejano" 
como para el "chico montañés".
A los se les enrojecieron las mejillas,
intentaron disimular, 
poniéndose a conversar como si nada,
a sabiendas que ese beso, 
marcaba el inicio al romance más total,
jamás experimentado por ninguno de los dos.

Y así era como él,
que estudiaba en las tardes, 
de tan solo dos días a la semana,
en una versión "intensa",
llegaba los días que no le correspondía,
para pasar las horas al lado de su "chica viajera".

Se escapaban al parque que estaba frente a la escuela
y sentados alrededor de árboles, flores y pasto,
pasaban el día riéndose,
compartiendo historias,
de vez en cuando volvían a rosar sus labios con un tierno beso,
para después retomar la conversa con las mejillas ardiendo de emoción.

Y así pasó el tiempo,
que aunque parecía una eternidad,
en realidad no fueron más de tres meses,
tres intensos meses de alegría.... 





Pero nuevamente la suerte de la chica viajera cambió 
y el chico montañés se fue a estudiar la universidad fuera de la ciudad 
y la separación fue tal, 
que nunca más volvieron a ser el uno para el otro. 
De ahí en más la chica viajera, 
pasó a ser la "chica universitaria"
ya que aunque estaba más perdida que el Teniente Bello
igual tuvo que entrar a la universidad.

Y como la chica universitaria,
se habrán dado cuenta,
tiene por constante que "no olvida",
ese fue el caso del chico montañés: ella, no lo olvidó 
y le escribía cartas que él nunca contestaba. 
Después ella supo que el montañés se había titulado 
y se había ido al norte del país, a desarrollar su carrera
y hasta allá fueron a dar sus cartas, 
las que tampoco contesto.

Hasta que un día hubo una llamada, 
casi de despedida,
y sin embargo la chica universitaria,
fue la mas contenta del universo. 
El chico llamaba para despedirse,
porque había conseguido una beca para desarrollar su especialidad,
en un país muy, muy lejano. 
Y antes de cortar, medio entre susurros, le dijo al oído (era telefónica la llamada): "tengo todas tus cartas, nunca las botaré, las leo cada que me haces falta".
La chica quedó llena de alegría después de esa llamada.

Y fue con esa alegría que alimento la espera sin saber muy bien qué esperaba.... 
fue que un día muuuuchos años después, 
cuando recibió un email,
el tiempo había transcurrido,
todos eran más grandes,
la modernidad se había apoderado del mundo
y entre esos cambios,
las cartas escritas en hojas de papel, de cuaderno, ya no estaban al día,
sino que lo que se conocía como "carta" se había transformado en "email".
Y así fue como la chica profesional,
recibió un email de su chico montañés,
con fotos incluidas, 
donde le contaba de las cosas que estaba haciendo
y donde además, 
le decía que siempre, siempre, siempre, ella iba a tener un lugar en su corazón, pero que él era un chico montañés, solitario y así se quedaría.


Como verán la chica profesional, comenzó a ser irremediablemente,
la chica romántica,
con más mala suerte en el amor que otro poco, 
pero era mas dura de roer, que una mula 
y como no creía en dios ni en religión ninguna 
que le diera cabida en un convento
y así,
intentar olvidarse del mundo.
Tuvo que seguir, como sigue, permanece, insiste,
hasta hoy,
ahora,
hace un rato,
en "encontrar al amor de su vida".

El problema dicen, es que la chica romántica
tiene por ley que el chico en cuestión,
deba ser tan diferente, 
hermoso, especial, maravilloso como "un príncipe azul" 
y entonces,
la vara es tan alta y los humanos tan humanos, que ella sigue esperando,
igual ya decidió sentarse,
porque se estaba cansando.

Y así es como la vida,
le ha sumado más en decepciones, 
desiluciones, desengaños, penas, tristezas, ilusiones, 
caídas, tantas, tantas, 
tantas que ya estamos bordeando la cuesta final de los 
muchas décadas,
para qué entrar en detalles matemáticos
y la susodicha sigue sola.

Pero como ella bien dice,
"muy sola estaré pero no abandonada",
porque se tiene así misma,
sumado a algunos pocos, muy pocos, cada día menos, amigos,
y tiene dos gatitos 
y una hermana que es bastante parlanchina,
pero es una buena mujer, persona, hermana
y se quieren mucho.
Y por sobre todas las cosas del universo,
su mundo personal y propio 
 con el cual alimenta la vida, 
la imaginación y las letras, con las que llena sus diarios de vida.

Pero a veces a la chica romántica,
le dan unos ataques existenciales,
y no sabe muy bien para ¿dónde "mierdas" encausar la vida?
¿qué se hace en una situación como esta? 
en la que todos los amores que amó,
están lejos muy lejos,
algunos tres metros bajo tierra,
otros se han manifestado ermitaños,
otros se los llevó el olvido

Entonces ella piensa,
que quisiera ser un poco como cada uno de todos esos amores que amó,
a quienes aún mantiene en el recuerdo
quizás, 
vivir pero no tanto, 
o no tanto en esta dimensión 
y si todo el rato en otro lado, 
¿Qué lado?

Porque más allá del mundo personal, propio, paralelo 
y hermoso donde las cosas de la vida 
son tanto mas fáciles y mas simples 
y donde no importa tanto 
que la chica romántica no sea 90, 60, 90 
ni tampoco la ilustrada en movimiento. 
Donde sólo cuenta que es una buena chica, 
una chica demasiado intensa, 
demasiado romántica 
pero que finalmente 
"sólo se hace daño así misma"
con tanta intensidad que siente.




Y ahí esta, 
de hecho esta mañana me la encontré en la fila del supermercado 
y me contó que estaba un poco agitada,
porque le había ido bien en el trabajo,
que tenía mucho trabajo,
a veces le gustaba mucho,
otras no tanto,
pero que final de cuentas,
estaba ganando dinero con pala
y pensaba que quizás esa cantidad innecesaria de dinero,
se debía a una especie de compensación 
que la vida 
o el destino 
o quien chuchas maneje los hilos de su existencia, 
le daba,
a cambio de todo el amor que le debía con intereses.

Y yo le dije "pero galla tómatelo con andina" 
y ella contestó: pero ¿no entendiste nada?: "yo no sé tomármela con andina" porque........

Erase una vez una niña, 
niña, adolescente, 
viajera, universitaria y romántica 
que se ponía melancólica con los perritos y gatitos callejeros, 
con los viejitos y niños que pedían limosna en la calle, con las intensidades del amor........

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