martes, 15 de noviembre de 2016

Indescifrable.

Hace diez años atrás me tajearon con la noticia, novedad, sentencia,
que era una chica síndrome de Turner,
siempre me importó un bledo,
me hice la que no entendía,
creo que realmente no lo sabía,
saqué lo especial que había en la sentencia,
más que mal, lo malo de la vida en materias médicas, ya las había padecido hacía mucho tiempo atrás,
algunas continuaban a mi lado,
otras si lo hacían no las veía
o no quería verlas,
tampoco me cooperaban mucho para vivir la vida.

Y ahí quedó,
la vida continuó y a veces por situaciones diversas, salía a relucir esa sentencia,
que ni el nombre conocía,
mucho menos había puesto atención en lo que podría significar,
características para comparar.

Hasta la semana pasada,
que retornó aquello de la diferencia,
el temor a que la salud fuera débil,
defectuosa ¿más todavía?
Temores, temores, temores,
de cosas peores
y la verdad de las cosas, he comprendido con cada golpe que la existencia me da,
mi capacidad o avestruzamiento de ocultar la cabeza, 
no escuchar lo que  no quiero,
no sumar información innecesaria,
cerrarme a entender,
ha sido mi mejor solución.

Para otros es la medicina en la que ahogar la victimización
pero papito me enseñó, 
que quienes se victimizan son débiles y eso es un defecto muy feo y grande y como yo quería ser como él...
Entonces lejos de mi todo lo que suene a debilidad,
esencia en la incapacidad de rutinas de miles de remedios,
si te duele no te quejes,
mientras otros gozan quejándose todo el día,
padecer muchas dolencias.

Los distintos matices de la enfermedad,
en mi caso,
aflora mejor la ira,
llena de odio y venganza,
que apacigua el alma,
a pensar en matar a todos los que considero sanos y yo no.

Mi sisterna Manucita dice que aunque no es muy natural la reacción,
al menos hay una reacción,
pero ahora sé que tras una bravata que no llega a la armería,
aliviano mi espíritu de todo aquello que me oprime 
e intenta hacer que mi distinto - diferente - peculiar,
se transforme en un dolor de cabeza, enfermedad,
malo, malo, malo.

Pero hoy después de mi bravata,
de tranquilizar el alma a gritos y diciendo cosas feas,
para después olvidar y decidir que de ser lo que sea,
otra cosa será lo que yo determine hacer con esa verdad y mi existencia,
lo bueno comenzó a llegar....

Porque por más Turner que digan soy,
mido 40 centímetros más,
no seré Einstein pero sí hábil para salir adelante,
las matemáticas nunca fueron mi fuerte y qué
la de mi papá tampoco y él imposible para Turner
y lo de los hijos,
a estas alturas del partido y a como está el mundo, sería más un egoísmo atroz de mi parte pretender tener, mantener, cuidar, atrofiar a un crío. 
Porque sabemos que de ser mujer sería una como yo,
de ser hombre odiado por todos, por el excesivo cariño, amor, la envida anda suelta.

Lo bueno de lo malo,
es que nada fue lo que parecía,
al contrario,
pese a todos los síndromes del mundo unió,
sigo siendo un bicho raro, 
inclasificable,
raro, raro, raro,
que quieren encajar en una enfermedad, en un síntoma, en un grupo
y no hay caso,
me salto como si fuera conejo,
cuando en realidad soy gallito, 
de pelea, bien hardcore, 
que si me atacan tomo la pistola y disparo contra otros.

Pero dentro de la insanidad de la humanidad,
estoy mucho mejor de lo que pensaba,
extrañamente saludable para los doctores,
imposible de clasificar,
marciana por siempre,
lo cual me hace,
inconmesurablemente feliz.

Feliz en mi diferencia indescifrable!!!!

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