domingo, 14 de diciembre de 2014

Los atoros.

De un tiempo a esta parte, a los amigos, tendría que rebautizarlos como "los atoros".
Seres que ya no existen,
que desaparecieron,
las circunstancias más importantes de la vida,
demostraron que no existían.

Y como soy pegada,
me atoro, en los ahora atoros,
antes sufría mucho, mucho, mucho,
ahora los odio menos, pero los odio,
no pierdo el tiempo en desearles sapos y culebras,
pero lo que queda al final del coladero,
en materia de sentimientos,
no es bonito.

Espero que llegue el día,
en el que supere a los atoros,
aprenda que es verdad, no existen,
lo más probable es que nunca estuvieron,
que tan solo eran nostalgias de frases hermosas,
nunca pronunciadas, escuchadas,
y continuar la vida, como hasta ahora,
pero sin permitir que los atoros, sigan atorándose en el concho final de mi existencia,
punzando como agujas filudas, 
recordando lo mierdas que son,
que serán, que fueron.

45 años de experiencias adversas con estos atorados,
esperando que alguna vez lleguen y sean reales, ellos y sus sentimientos,
en ese optimismo que a veces encuentro absurdo,
debiera entender que ya no debo esperar,
pero en la falta de ellos,
vida hacer, vida vivir, vida gozar,
como siempre, como hasta ahora.

Por qué será que uno se atora, en los atorados?
Por qué no dejarlos ir,
si hace rato no están
o nunca estuvieron,
porque atorarme en las nostalgias inexistentes,
por qué permitir que sus ausencias atoradas, me duelan?

Una receta para el olvido,
necesito para vivir,
vivir contenta con mi vida,
sin recordar lo que no ha existido,
construir sin esperar,
simplemente vivir,
como hasta hoy, he hecho.

No hay comentarios.: