domingo, 20 de julio de 2014

Desolación.

Y ese estar en el lugar equivocado,
a sabiendas que no existe el correcto,
que después de ustedes,
todos los espacios carecen de sentido.

En la desolación que produce saber que nada tiene un valor real,
nadie es tan bueno, ni tan amigo,
que no existen los buenos amigos,
aquellos se van diluyendo con el paso del tiempo,
de la vida,
dejándolos en la memoria como recuerdos de tiempos infantiles,
donde los sentimientos eran puros,
demasiado puros y diáfanos,
donde los extremos permitían amar para siempre jamás,
amigos por siempre jamás.

Y ahora en la desolación de la realidad,
no existe un lugar correcto donde estar,
tampoco amigos con los cuales contar,
sola, soledad,
desolación,
el valor de no querer estar más donde se vive,
donde se respira,
se torna como el aliciente,
el nuevo objetivo de vida,
para dejar de vivir,
y en desolación.

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