viernes, 25 de julio de 2014

Algo va a cambiar.

De aquellas esperanzas que uno atesora en silencio, secretamente, 
como el mal sueño, 
que se cuenta cuando ya no corre peligro de cumplirse.
Con esas sensaciones estoy hace días,
todo el mes de julio,
mes en el que mañana, hace un año, mi mamá murió.

Y he tenido la seguridad latente,
que algo tiene que ocurrir ese día,
el día de tu aniversario.
Algo crucial,
revelador, marcador.
Como cuando uno creía
y en esas creencias,
esperaba el año nuevo,
donde todo debía cambiar.

Lo malo alejarse,

los sueños hermosos cumplirse,
comenzar de cero,
de nuevo,
para mejor,
para la vida llena de colores, luz, lindas esperanzas.

Así debería ser tu día,
aunque su esencia no se produjera así,
porque el cambio drástico,
nace con tu muerte
y en esa ausencia,
la pérdida absoluta de vida, alegría, color, amor, esperanzas.

Aún así, 
como un día terrible y especial,
algo tiene que pasar.
Algo trascendental,
marcador, tajante, absoluto,
como lo eres  y serás tu, mi papá, nosotros cinco, nuestra vida juntos.

O tan radical, oscuro y realista,
como que ya no están,
ni somos, ni quiero vivir así.

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