sábado, 26 de mayo de 2012

Convaleciente del alma.

Qué cursi y cierto a la vez.
Tantos meses llevo enferma que no me había percatado.
Enferma de ciega,
de no atinar,
dejar que la vida y los sueños se alejaran de mi,
como si el esfuerzo por alcanzarlos no hubiera sido tal.

Ya constaté el daño,
todos los días puedo hacerlo al mirarme al espejo,
ahora tendría que actuar
¿quiero hacerlo?
¿estoy lista?
¿o tendré chorrocientas mil cosas más para comer todavía?

Retomar en vez de avanzar,
porque el verdadero avance se perdió en diciembre,
cuando dejé de ser feliz,
cuando los sueños a por los 42 se desmonoraron el mismo 31 de diciembre.
Iniciar el nuevo año, desinflada, desilucionada, sola, acabada.
Jurar y perjurar que no sería pro nadie más que por mi,
la chance para darme
y finalmente vuelta atrás como si nada.

¿Como que si nada?
a costa mía nada menos,
de mis sueños,
esperanzas,
la creatividad literaria a las pailas,
la lectura qué decir.

Enferma de mi trabajo,
queriendo volar,
irme, desaparecer,
viajo y sino fuera por las películas, todo, todo, todo, habría sido un espanto.
El mundo ya no me miraba, no existia porque habia dejado de ser lo que alcance,
el sueño anhelado.

Todo, todo mal,
constatar es lo peor del mundo,
y ahora tendría que atinar o morir
¿que quiero?
un poquito de las dos,
rabia por la tontera
desilución por lo poco que duró
dejarlo ir por mis propias acciones
¿que hacer?
¿matarme?
a veces quisiera porque tengo tanta rabia atorada,
pero la esencia sigue tirando, absurdo y todo y me llama a que atine, que no deje todo perdido, que salve lo que todavía late, retomar y continuar.

No hay comentarios.: