sábado, 7 de noviembre de 2015

CharloteColombaJaneBronteOrregoEyre.

Nunca antes me pasó,
el poder ver una película tantas veces,
como Jane Eyre.

Desde que leí la novela cuando chica,
quedé absolutamente marcada,
ensoñadamente marcada.

Tenía a la amiga perfecta,
que encajaba con la tuberculosa amiga de Jane,
o sea que yo era la protagonista de la historia,
esperanzada, por no decir segura,
que algún día encontraría para mi vida,
un hombre tan maravilloso y atormentado como Edwar Fairfax Rochester.

Y sin embargo,
cada que veo la historia,
personificada con los actores de moda,
confirmo que aquel amor hermoso, puro,
amor de espiritu,
de almas, con mucho corazón y
aunque placer, nada de carne,
confirmo que es un sentimiento que solo se puede sentir desde una parte,
solo lo siente uno
o lo siente una.

Ese verdadero y maravilloso amor,
no es real,
imposible de encontrar en un hombre que ame así a una mujer,
como tampoco una mujer podrá amar con esa intencidad y pureza a hombre alguno.

Será porque la que creó esa historia tan intensa,
vivió encerrada en un caserón de piedra,
toda su vida
y todos los sentimientos puros, intensos, que sintió y derramó en sus personajes,
es el latir de un corazón soñador, inocente,
que nunca supo lo que el mundo vivía realmente.

Y es en la certeza de la imposibilidad de ese amor maravilloso e intenso,
que quedo atrapada cada que veo la historia,
que rememoro la lectura,
porque me llega tan de cerca,
tan intenso,
tan verdadero como irreal es,
como irreal han sido todos y cada uno de mis amores humanos,
como imposibles de encontrar nunca jamás a un Edward Rochester en mi vida,
que con apenas tocarme,
pueda trasmitirme tanto amor, tanta pasión, tanto deseo.

Tanto genuino sentimiento de querer pasar el resto de la vida a su lado, con vista o sin ella,
cuidándolo o siendo cuidada,
a su lado simplemente
y con eso la felicidad extrema, intensa, maravillosa, plena,
tan irreal, lejana, remota, imposible,
como lo es el verdadero amor,
que de tanto en tanto late en mi corazón.

No hay comentarios.: