sábado, 23 de agosto de 2014

Carente de sabiduría.

El otro día, tras una metida de pata de mi hermana Manuela, descubrí algo horrible.
Algo que me ha dejado pensando y repensando todos estos días.
Un hecho que desintegra, en la exageración que me caracteriza, casi por completo la persona que soy, que pensé me había convertido, una por supuesto, buenísima.

Tanto tiempo, tantas noches cuando era chica,
pidiéndole a mi "dios personal",
que por motivo alguno dejara que mis papás murieran antes que yo,
que no permitiera que ellos dejaran el mundo,
dejaran de estar,
cuando comprendí el significado de la muerte,
del estar y ya no estarlo más,
desaparecer,
estar, no estar, desaparecer,
esa sensación que me provocaba ahogos, dolores de estómago y que encontraba tan terrible,
tan demasiado terrible y que además, podía ocurrirnos a nosotros,
mi familia,
los cinco, seres especiales, únicos, maravillosos.

Y ocurrió además que mi "diosito personal" no cumplió mi solicitud,
descubrí que aquellos ruegos,
ruegos sinceros,
sinceros de terror,
terror, temor,
temor a quedarme sin ellos,
los olvidé con el tiempo,
con la vida,
con la vida que nos tocó tener en Chile.

Y fueron tantos los momentos en que voz al aire,
con publico o a solas,
cuando mi papá estaba en su fase maníaca,
le pedí a ese mismo "diosito personal",
que se lo llevara,
que lo matara,
que no nos dejara sufrir más la vida junto a él.

Lo malo,
pésimo más bien,
es que además del publico que me escucho decirlo
y después no entendieron nada cuando me vieron llorar su muerte, años, años después,
también mi papá sintió miedo,
miedo de mi,
de mis intensiones,
de no quedarme tan solo con la petición a mi "diosito personal" sobre su muerte,
sino que pensó que yo podría tomar parte en el asunto
y con ese miedo,
con ese terror paranoico, de sus crisis maníacas,
llamó a la Pasqui, mi hermana y a la Manena, su cuñada,
para pedirles ayuda,
que lo sacaran de la casa, que se lo llevaran lejos de mi,
porque tenía miedo de mi.

La Manu para arreglar su metidota de pata,
exceso de sinceridad,
dice que peor es la conciencia que deben tener la Pasqui y la Manena,
porque ninguna de las dos, hizo nada, nada, nada,
para ayudarlo,
sacarlo de la casa,
donde supuestamente corría tanto peligro.
Pero eso hoy,
no me sirve de consuelo.

Me mortifica terriblemente haberlo pensado,
haberlo dicho a boca de jarro delante de gente
y claro,
después nadie entendía por qué lloraba tanto su muerte,
su muerte que me tocó lejos,
que me tocó cuando estaba en México.

Si tuviera que explicar,
ahora,
en este presente en el que me entero de esto,
podría decir en mi defensa,
que lamentablemente la vida junto a mi padre, no siempre fue ideal,
que tuve una extraña vida, porque nunca atiné a irme,
a salir de la casa paterna y ser independiente fuera, afuera,
me quedé, me quedé hasta ahora que todavía estoy,
cuando tanto mi papá, como mi mamá ya no,
me quedé y fui feliz, muy feliz
y fui triste muy triste
y sufrí mucho,
los vaivenes de la bipolaridad de mi papá,
sus frustraciones varias producto del regreso a Chile,
que en vez de compartirlas y llorar todos juntos,
reaccionaba de la peor manera
y en esa reacción, me defendía.

No es excusa,
me siento terriblemente pésimo,
la más falsa entre las mentirosas,
porque de verdad, verdad, que siempre amé a mi papá, lo admiré, lo quiero y admiro y encuentro que todo lo bueno que tengo, si es que lo tengo, se lo debo a él y a mi mamá.
Pero hoy me siento muy triste,
muy mala,
muy falsa y mentirosa,
porque alguna vez desee que mi papá se muriera,
porque ya no aguantaba más la vida así,
pero no tuve la fuerza, la madurez, para irme sola de la casa, irme fuera, dejar que mis papás hicieran con sus vidas lo que pudieran, lo que quisieran y romper ese vinculo extraño que teníamos de dependencia, de mantener los lazos de los tiempos de México, de continuar siendo Los cinco, cuando ya solo éramos Los  tres, porque tanto la Manu, como la Pasqui se habian ido.

No me arrepiento de la vida que he pasado con mis padres,
es más, ahora que no los tengo los extraño tanto,
hay tanto del sentido de la ruta existencial que se ha perdido,
no extraño eso si, los malos, malísimos momentos que vivimos cuando mi papá pasaba sus crisis maníacas,
pero si extraño los otros momentos,
los que eran realmente buenos,
donde la pasábamos bien, donde fuimos felices,
aquellos también muy malos para mi papá, en que él estaba muy deprimido y requería terriblemente de nostorso y ahí estábamos mi mamá y yo y la Manu también,
no extraño tanto esos momentos porque mi papá sufría mucho, aunque eran los instantes en que uno podía acercarse a él, buscar el cariño de un padre amoroso, nostálgico, preso de sus pasados y muy requerido de dar y recibir amor.

Lamento descubrir que no soy tan buena ni tan increíble como pensaba,
que fallé a mis principios,
de las peticiones infantiles sobre no separarme jamás nunca de mis papás,
pese a la vida que a veces tuvimos,
la vida que a veces tuvimos no tan buena,
pero los principios y el cariño tendría que haber sido eterno, innegables más allá de todo,
no dicen acaso que el que ama, el que realmente ama, sabe perdonar estas cosas?
Entonces será que yo no amo realmente?,
que ni siquiera he amado sinceramente a mis padres?,
que mi falsedad es tal que no soy sincera ni en eso?
Martirio,
dudas, pesadumbre,
dolor de alma....

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