jueves, 21 de noviembre de 2013

Si solo estuvieras aquí.

Por ahí alguien me podría acusar de "cuática" o intensa que para el caso, es verdad.
Intensa para amar, para sufrir, para extrañar.
Y qué hacer si es lo que siente mi corazón.
Tantas cosas de las que me he dado cuenta en el último tiempo, desde que no estás, tantas buenas, tantos momentos vividos juntas, atesorados en la memoria y que de pronto me hacen click, descubro instantes, situaciones, que le dan sentido, razón, peso y fondo, a toda mi existencia.
Y quisiera compartirlas contigo,
sin vergüenza alguna confesarte lo mucho que te quiero,
lo feliz que he sido estos 44 años al lado tuyo, de mi papá,
quizás es la vejez,
aquella envuelta en sabiduría (al fin) que permite valorar lo hermoso de la vida,
lo que dura un instante,
lo que sentíamos insignificante
y que ahora además de encontrarlo ENORME, quisiera repetirlo mil veces.

Buscar las fotos de las dos,
casi todas de hace tantos, tantisimos años,
¿por qué dejamos de tomarnos fotos juntas?
¿por qué era tan perrucha contigo?
¿por qué las hijas somos tan tontas con nuestras madres?
¿por qué los humanos somos tan imbéciles que no aprendemos de lo que nos dicen?

Tarde, siempre en un tiempo pasado, terminamos dándonos cuenta de lo necios que éramos, de lo mucho que queríamos esa vida, de lo felices que éramos en esos tiempos, que finalmente la vida, esa vida era la que queríamos vivir para siempre. Juntas, juntos, juntas.
De verdad quería que tú  y mi papá fueran para siempre.
Más que quererlo, aunque si que lo quería, sentía que en nuestra calidad de "especiales" así tenía que ser.
Si habíamos llegado hasta donde lo hicimos, era para continuar por siempre jamás.

Eso es algo que jamás de los nuncas me conformará,
será porque la vida no la supe vivir de otra forma que no fuera con ustedes
y finalmente era tan vida como cualquier otra, aunque a veces mi papá fuera insoportable,
pero era nuestra vida.
Ahora si que si sé que todo, todo, toda mi vida eran ustedes,
ahora no me importaría para nada que me dijeran que tendría que vivir para siempre jamás junto a ustedes, sin salir, sin mirar afuera, sin casarme, tan solo con derecho a viajar, pasear por ahí y traerles historias, mundos, comidas, olores, sabores. Porque esa era mi vida.

Ahora no sé para donde llevarla,
qué hacer,
ya no es lo mismo dedicarsela a nadie como lo era con ustedes,
nadie más que ustedes merecía que nos quedaramos sólo los tres,
los tres y el Gremnlin, la Escobita, el Cuchi o todos los gatitos que pudieran venir.

La vida ahora no sé como continuarla,
me da tanta pena todo,
toda esta casa está tan llena de luz, de vida, de colores por el patio, la bugambilia,
y sin embargo mi corazón, mi alma, la vida misma está tan triste, tan gris sin que el color domine el cielo, pero ya no tengo horizontes, ni cosas por las cuales luchar, vivir, ir, buscar, perseguir.
Tampoco sé si sería mejor morirme,
ir en busca de ustedes.

Sólo sé que mi corazón está triste,
que yo todita, toda, estoy desolada sin ti,
con esta casa hermosa y colorida pero sin ti,
con el verano, el viaje a México, pero sin ti,
con las memorias diarias, las nostalgias, pero sin ti. 

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