miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Cerrando el circulo?

Me quedé pensando, pensando mucho en mi encuentro con Pamela, una compañera del Peda y también en su familia. Pensé en el resentimiento social que tenía contra la Xichi y yo, su furia ante la vida que nosotras habiamos tenido en comparación a la de ella, y si bien en nuestras pequeñas y burguesas existencias, tampoco teniamos culpa, ella al menos, logró dejar atrás el resentimiento, encontrar un compañero de vida y padre para sus hijos. Entonces descubri que echaba sobre mis espaldas un peso, una culpa innecesaria ya que quien sabe cuales han sido los motivos por los que no corrí con su suerte, pero no creo que mis origenes pequeños burgueses tengan que ver en ello.

No por exceso de burguesía dejo de enamorarme de cuanto hombre se posa ceca mío y al igual que todos, ninguno ve en mi nada particular o especial para interesarse. Volví en el tiempo hasta la época en el Peda, en mis acciones de esos tiempos, lo que dije o deje de decir o hacer, -mi ejercicio preferido-, descubriendo que no había nada convincentemente malo como para merecer el estado de solteria eterna.

Quizás soñé demasiado con un principe azul, que no se concreto ni en el gordito que vivia en Melipilla, tampoco en Mauricio el historiador o Felipe el de diferencial, por suerte tampoco Pablo el vicepresidente del entonces CAP. A lo mejor suspiré demasiado fuerte y por ello, todos los mencionados salieron corriendo. Pero continúa siendo una piedrita en el zapato este abismo que me separa de todos, al no tener una historia de casita rosada, perro, marido, árbol e hijos, como la que todos cuentan y que no ha sido precisamente una opcion propia, sino una desición de la ruleta de mi vida. Y de ahí todo lo que soy, la quien soy, la que viaja sola, que no suma conocidos o amigos, excepto en ciertas ocasiones, la que en viajes se guarda temprano y que finalmente ha aprendido gustosa a disfrutar de estar absolutamente sola. En esta pieza en Castro Chiloé, escuchando musica a oídos individuales, mientras la gente bulle afuera, pensar en esta y otras cosas, leer, escribir, suspirar fuertemente igual que siempre, mirar al cielo a través de la ventana, a la mar también y me siento plena, a pesar de ese otro mundo desconocido para mi, que es el amor, el amor de un hombre por mi. 

A veces pienso que más que la condicion de pequeño burguesa, los por qué, están alojados más bien, en el hecho de cómo he visto al mundo. Veo a las mujeres que tienen ahora entre 20 y 27 años y son tan maduras, claras en lo que quieren, en como quieren ser, cuidarse y cuidar su cuerpo y yo en nada de eso pensaba a su edad, simplemente sufría o amaba, correspondida o no y nada más. Nunca me vi en el futuro con tal o cual destino, forma, profesión. Estudiaba en la Universidad pero no me proyectaba en lo que hacía, con lo que quería, una constante inmadurez y cero guía por parte de mis padres hacia ningún objetivo claro. No era una desorientada porque aunque inmadura, también era obediente y sabía que después del colegio venía la universidad, trabajar, ser grande, casarse, tener hijos, todo parecía tan claramente estipulado, que supongo, confié en que las cosas se irían dando, siempre y cuando no me saliera del camino. Y en mi calidad de obediente, ya no tan desorientada y siempre en el camino que el mundo espera que sigas, me he converitdo en quien soy. Eso creo.

Lo bueno dentro de este ermitañismo, es que clama en mi interior una otra, extra extrovertida que ama a sus buenos amigos, y se aleja sin pensarlo mucho, de los que no. Como hoy, reencontrarme con Pilar Triviño González, a quien no veía hace 23 años (los mismos que con Pamela). Solo que Pili era el solecito cálido, maternal, del Peda. Tendida en los pastos de la universidad, mirando el cielo y la copa de los árboles, la dulce Pili ofrecía sus rodillas para dar cobijo a mi cabeza y en la platica además, recibir sus calidas muestras de cariño sobre mi pelo. Una mamá universal, pequeñita y con un corazón más grande que el universo. Esa es para mi Pilar Triviño González, pese a todo el tiempo que no nos habiamos visto hasta hoy.

¿Qué será este revival de mi pasado chileno? Paola, Pamela, Pilar, 24 y 23 años han pasado desde que nos dejamos de ver y justo en este 2013 en el que voy  nuevamente a México, la vida me regresa al comienzo. Puede ser una invitación a seguir reencontrando historias de hace 26, 38 años atrás....
¿Tendré corazón para aguantar?

Y si embargo, existen pasados o pasados con personas del ayer que no son de interés volver a encontrar, menos recuperar. Algunos podrán pensar y decir lo msimo de mi como parte de su pasado. Es más tengo la egocéntrica presunción, que hay más personas de mi  y su pasado, desinteresadas en encontrarse conmigo que viceversa o quizás en su incapacidad de conectarse a la energía electrica de sus sentimientos, me han hecho pensar eso.

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