Diez
años papito querido,
una
década como dirías,
tantos
años sumados,
tanto
tiempo lejos de ti.
Tantas
historias que siguieron sumándose,
como
las nostalgias que dejaste en mi,
en
las tres gracias,
en
la Blanquita
y
cada uno de los todavía queridos y cercanos - lejanos amigos.
Siempre pensé que eras eterno,
que
tu y mi mamá estarían siempre a mi lado,
que
los que faltaban, los que se iban, los que
morían,
eran
otros, otros papás, los de otras personas, personas distintas a nosotros,
distintas mal, porque nosotros "los cinco", somos, éramos, seremos,
fuimos, somos, los más distintos, distinguidamente distintos, especiales,
mágicos, sublimes, únicos e irrepetibles.
39
años pude disfrutarte, padecerte, quererte y viceversa,
años
que marcaron la ruta.
Nunca
más encontré alguien que quisiera acompañarme a caminar,
a
recorrer la vida, el destino.
No
volví a toparme con nadie interesado en mi historia, en quien soy, para dónde
quiero ir.
Papito,
papito, que pena que la vida sea así,
que
malo que no fuéramos eternos y hoy como cualquier otro día,
pudieras
estar a mi siempre lado,
viendo
como maduro,
como
entiendo todo mucho más
y
aprovechar mil instancias para abrazarte,
para
decirte suave -casi imperceptible-, lo mucho que te quiero,
lo
feliz y orgullosa que soy por tenerte como papá,
o
orgullosa que soy de parecerme a ti.
Inmersa
en un mundo que no me interesa,
en
el que casi estoy por inercia,
donde
los amigos dicen serlo y desaparecen,
donde
las personas que te quieren dicen quererte, estar y se alejan.
Nosotros
éramos los únicos para siempre, intensos, sinceros.
Papito
mío y querido,
tanto
que quisiera contarte, compartirte,
ahora
que estoy más vieja,
no
creo que nunca sabia como tu,
menos
culta,
quizás
un poquito más inteligente,
muy
sentimental,
siempre
nostálgica,
tanto
que quisiera contarte, hablar de hija más grande, con mi papá amado,
mirarte
a los ojos, tus ojos grandes de mirada romántica, acariciar tu cara papito mío,
continuar muchos miles de segundos, contemplando tu carita, tus ojos, quisiera
darte un beso.
No
logro acostumbrarme al mundo,
encerrada
en la burbuja que tanto odiabas,
me
conecto con lo que quiero, lo que más quiero,
aquello
que le da peso y sentido a mi vida,
a
la historia, a la que puedo construir.
Ahora
que los dos somos grandes,
que
las pasiones podemos más o menos contenerlas,
y
abrirte el corazón sin descalificaciones,
pensarte,
pensarnos, compartir ideas, entender al mundo desde tu visión, cerrar círculos
a través de tus palabras.
Te
quiero papito mío, amado, ensoñado, sublimado, único e irrepetible, te quiero,
te quiero, te quiero, te extraño...