Ayer volví al pedagógico y nuevamente me llené de sensaciones intensas, de nostalgias, dolores del alma.
Me sentí feliz, por un
instante, al comprobar que mis recuerdos eran certeros y que aquel lugar, que hoy es la administración, antes era la biblioteca. Un lugar particular, que
más que biblioteca, parecía un invernadero. Sobre todo por los tres árboles que daban la bienvenida al estudiante, a un lugar de espacios amplios que cual laberinto, conducían hacia abajo en vez de hacia arriba. Además de la amplitud espacial, alegraba el ambiente los ventanales, por donde entraba la luz y también la sombra, convertida en tal, gracias al reflejo de los árboles en los vidrios. Y todo esto realmente hacia que el ese espacio de estudio, fuera el más acogedor y agradable.
Pero después de constatar, pasé a los hechos: cada vez más van desapareciendo elementos de los tiempos de mis papás, qué decir de los míos. Como las huellas de nuestra vida, la modernidad quiere borrarlas. Y presenciar cómo las huellas de nuestra vida, la modernidad va borrándola a pasos agigantados, eso produjo una tristeza incontenible.
Una vez fuera del Peda, la sensación extraña aumentó, pensamientos varios bullían dentro de mi cabeza: la ausencia de
mis padres, lo que nos unía del
Peda y que ya no está, ellos no estén.
Después una vez que la micro avanzaba y dejaba atrás al Peda, bajo los anteojos de sol, corrieron un poco las lágrimas, por el hondo dolor, pena, que
producen las certezas que algún día no tan lejano, nuestra historia formara parte de algo antiguo, viejo, marchito y su huella, nuestra
huella, se sumará al olvido.
Constato cómo ese lugar por el que transité tan poco tiempo,
que bien sé que alberga tantas historias de vida de mis padres,
está tan impregnada de nostalgias en el aire,
que me provoca tanta desazón.
está tan impregnada de nostalgias en el aire,
que me provoca tanta desazón.
¿Será también a causa de todas las injusticias que ahí
se cometieron durante la dictadura? ¿será que el aire, aunque uno no lo vea, está viciado, entristecido, gris, triste por lo que vio y sintió en ese lugar?
Los hermosos árboles altos, frondosos, verdes, con frutos, flores, no han sido capaces y creo que ya no lo
serán más, de aplacar esa sensación de pesadumbre que vuela por entre sus hojas y
viaja hasta cada una de las salas, bibliotecas, casino, asientos, del lugar.