miércoles, 30 de julio de 2014

Decantar.

A veces valdría más aprender a esperar,
como el agua que transita,
las emociones, los sentimientos,
transiten, decanten.

Que las lágrimas salgan a borbotones, a raudales,
dando paso a calmar,
calmar y decantar al dolor.

Decantar el tiempo necesario,
respirar hondo,
saborear las nostalgias,
recuerdos, momentos vividos juntos,
dejar que fluyan,
que transiten, 
se proyecten imágenes en la memoria,
momentos, emociones, sentimientos.

Que decanten el tiempo necesario,
hasta que los dolores dejen de arder,
hasta que las penas dejen de llorar,
que el sufrimiento deje de doler,
dejar que la sensacion de abandono y vacío nos cubra.


Decantar al alma.
aprender a esperar,
respirar hondo,
no pensar.

Me gustaría dejar pasar el tiempo,
a veces me gustaria,
que ese transcurso de tiempo se haga largo en la espera,
aprender a esperar,
esperar por todo, 
aprender a esperar nada, 
no buscar lo bueno, ni tampoco lo malo.

Decantar y no esperar,
respirar hondo, no pensar,
rememorar, añorar, nostalgiar,
simplemente.

domingo, 27 de julio de 2014

Acongojamiento.

Prohibido sufrir por amor, por amigos
aunque padezcas ambos sufrimientos,

incertidumbre,
dudas,

decisión drástica y tajante,
vivir así, ya no más.

No habrán cartas,
nadie merece recibirlas si quiera,
rabia traducida en tristeza honda,
por saber que los verdaderos, los para siempre, 
viven en mis nostalgias, mi memoria infantil, en mis creencias ingenuas.

Los de carne, hueso y tierra,

movilizan sentimientos  que no son transparentes,
certezas que nadie sabe quien soy,

nunca me han mirado.


A las personas como son,
y de pronto....
deseo rabioso,

que la tierra se abra
todos caigan atrapados tras una lápida pesada y solida,
pudriéndose en sus egoísmos POR SIEMPRE JAMAS. 
Brincar satisfecha,
de venganza cumplida,
sobre la tierra,
donde yacen vuestras cabezas.

sábado, 26 de julio de 2014

viernes, 25 de julio de 2014

Algo va a cambiar.

De aquellas esperanzas que uno atesora en silencio, secretamente, 
como el mal sueño, 
que se cuenta cuando ya no corre peligro de cumplirse.
Con esas sensaciones estoy hace días,
todo el mes de julio,
mes en el que mañana, hace un año, mi mamá murió.

Y he tenido la seguridad latente,
que algo tiene que ocurrir ese día,
el día de tu aniversario.
Algo crucial,
revelador, marcador.
Como cuando uno creía
y en esas creencias,
esperaba el año nuevo,
donde todo debía cambiar.

Lo malo alejarse,

los sueños hermosos cumplirse,
comenzar de cero,
de nuevo,
para mejor,
para la vida llena de colores, luz, lindas esperanzas.

Así debería ser tu día,
aunque su esencia no se produjera así,
porque el cambio drástico,
nace con tu muerte
y en esa ausencia,
la pérdida absoluta de vida, alegría, color, amor, esperanzas.

Aún así, 
como un día terrible y especial,
algo tiene que pasar.
Algo trascendental,
marcador, tajante, absoluto,
como lo eres  y serás tu, mi papá, nosotros cinco, nuestra vida juntos.

O tan radical, oscuro y realista,
como que ya no están,
ni somos, ni quiero vivir así.

martes, 22 de julio de 2014

Alma en pena.

Alma en pena,
deámbula, recorre, camina, mueve,
por lugares de antes,
antes recorridos,
con ustedes, contigo,
espacios inexistentes,
desconocidos a la vista,
desorientados al olfato y la vista.

Sin identidad,
sin reconocernos en las esquinas, 
en las antiguas casas,
los barrios,
historias narradas por ustedes,
pisadas, caminadas, vividas por ustedes, por ti,
que aunque no logré sentir propias,
ahora,
por más que los paseamos, caminamos, 
tan poco queda,
como la ausencia de ustedes.

Alma en pena,
que recorre ciudad fantasma,
buscando personas, historias, lugares, momentos, olores,
brujulas moviendo sus flechas alocadamente,
marcando norte, sur, este, oeste,
cordillera, montañas,
sin identidad,
sin historia.

Alma en pena,
tratando de hallar lugares que fueron suyos, tuyos,
lugares con su historia plasmada,
historias de casas, familias, hermanos, momentos,
nuevamente inubicables,
ni ustedes, ni tu, ni nada.

Alma en pena,
removiendo los recuerdos,
rebuscando en las nostalgias,
lo que fisico ya no está.

domingo, 20 de julio de 2014

Desolación.

Y ese estar en el lugar equivocado,
a sabiendas que no existe el correcto,
que después de ustedes,
todos los espacios carecen de sentido.

En la desolación que produce saber que nada tiene un valor real,
nadie es tan bueno, ni tan amigo,
que no existen los buenos amigos,
aquellos se van diluyendo con el paso del tiempo,
de la vida,
dejándolos en la memoria como recuerdos de tiempos infantiles,
donde los sentimientos eran puros,
demasiado puros y diáfanos,
donde los extremos permitían amar para siempre jamás,
amigos por siempre jamás.

Y ahora en la desolación de la realidad,
no existe un lugar correcto donde estar,
tampoco amigos con los cuales contar,
sola, soledad,
desolación,
el valor de no querer estar más donde se vive,
donde se respira,
se torna como el aliciente,
el nuevo objetivo de vida,
para dejar de vivir,
y en desolación.